Agencia El Universal Pisan terreno un poco más firme, aunque todavía deben dar el último paso para no volver a caer por ese abismo del que sólo hay opción de salir cada medio año. Los jugadores del Cruz Azul están conscientes de que nada habrá valido la pena si no vencen el sábado a los Tigres y clasifican a la liguilla, mas están conscientes de que —ya dentro— serían un rival complicado para cualquiera. La calidad del plantel dirigido por Tomás Boy, la unidad del grupo, el buen futbol demostrado en varios pasajes del actual campeonato, el linaje de la institución y la necesidad de acabar con la racha de poco más de 18 años sin títulos de liga, son sus argumentos. Más allá de que es muy probable que, si entran, sea en el octavo puesto, los Cementeros recordaron que la fase final es un nuevo certamen, además de que no les fue del todo mal ante los siete conjuntos que ya tienen garantizada su presencia en la Fiesta Grande del balompié nacional. Su balance es de 1 victoria, 4 empates y 2 derrotas. Aquel triunfo se dio ante el líder Monterrey (4-0), en el estadio Azul. Sólo el León (2-3) y el Santos Laguna (0-1) les superaron. Los celestes no olvidan que salieron al campo del estadio “Nemesio Díez” con el conocimiento de que ya sólo dependían de sí mismos para fulminar la racha de tres torneos consecutivos sin clasificar a la liguilla (la más larga en la historia del club). Cumplieron la primera prueba. Confían en repetirlo ante los actuales monarcas y, entonces sí, mutar en ese conjunto para el que disputar las series a eliminación directa sólo es parte de la exigencia natural de su pueblo. Lo que ellos persiguen, desde hace más de tres lustros, es dar la vuelta olímpica. “Estamos mejorando”, dijo el volante Aldo Leao Ramírez. “Esperemos lograr lo que queremos, clasificar a la liguilla el sábado y ojalá todo salga bien”. El defensa central Julio César Domínguez complementó al decir: “si estamos todos así, es muy difícil que nos metan gol. Hay que seguir en la misma línea, todos corriendo”. Y con precisión en los momentos determinantes. Les falta dar el último paso para abandonar la fangosa zona que habitaron durante algunas semanas. La cornisa se ve un poco más lejana, mientras que el sueño de alcanzar la cúspide de la montaña menos utópico.