Luces y sombras del tenis estadounidense

El alicaído tenis estadounidense celebró con fervor el triunfo de la joven Sofia Kenin, de 21 años, en el Abierto de Australia

El alicaído tenis estadounidense celebró con fervor el triunfo de la joven Sofia Kenin, de 21 años, en el Abierto de Australia, el primer Grand Slam que logra una jugadora de esta nacionalidad desde que Serena Williams alcanzara el título en este mismo torneo en enero de 2017, ocho meses antes de dar a luz a su hija Alexis Olympia.

Desde entonces, la ganadora de 23 títulos de Grand Slam, a uno del récord de la australiana Margaret Court, no ha conseguido vencer en ningún otro gran torneo, a pesar de haber disputado las finales de Wimbledon y el Abierto de Estados Unidos, ambas en 2019, y se ha ido alejando del número uno del tenis femenino.

Como única victoria en el haber de Serena, de 38 años, figura el torneo de Auckland, Nueva Zelanda, logrado el pasado 12 de enero, el primer título desde su maternidad.

 “¡Llevaba dos años esperando este momento!,” reconocía la exnúmero uno en la pista de la ciudad neozelandesa, tras derrotar a su compatriota Jessica Pegula (25 años y número 76 del mundo).

La vuelta a la victoria de Serena y el triunfo de Kenin en Australia ha revitalizado el tenis estadounidense, colocando a estas dos jugadoras en el top ten mundial.

Kenin ha ascendido al puesto número 7, mientras que Williams continúa en el noveno, aunque tras ellas aparecen varias jugadoras dispuestas a recuperar el gran nivel del tenis femenino estadounidense.

Madison Keys (24 años y número 12) y Alison Riske (29 años y número 18) aparecen entre las 20 mejores jugadores del mundo, aunque el futuro estadounidense está centrado en jóvenes talentos como Amanda Anisimova (18 años y número 29) y Cori Coco Gauff (15 años y número 51), sin olvidar a Sloane Stephens (26 años y número 35), finalista de Roland Garros en 2018.

El caso de la adolescente Gauff está revolucionando el tenis femenino debido a su juventud.

La joven, nacida en Delray Beach, Florida, eliminó a Venus Williams y a la exnúmero uno japonesa Naomi Osaka en el último Abierto de Australia, y fue derrotada por Kenin, a la larga la campeona.

A sus 15 años, ya sabe lo que es el triunfo en un torneo de la WTA (Asociación Femenina de Tenis), el de Linz, Austria el pasado octubre.

En espera de que Anisimova y Gauff tomen el mando del tenis estadounidense, el presente lo protagoniza Kenin, nacida en Moscú y criada desde niña en Estados Unidos gracias al empeño de su padre y entrenador, Alex, por hacerla tenista.

“Ha sido mi entrenador durante toda mi carrera,” dijo Kenin a la prensa, tras su victoria ante la española Garbiñe Muguruza. “Hemos estado soñando con esto. Es un sueño hecho realidad para nosotros.”

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Kenin encabeza el equipo estadounidense que participa en la ronda de eliminatorias de la Copa Federaciones (Fed Cup), en la que Estados Unidos busca una plaza para la fase final que se disputará en Budapest el 14 y el 19 de febrero.

Junto a Kenin figuran Serena Williams, Alison Riske, Cori Gauff y la doblista Bethanie Mattek-Sand, un equipo con la ilusión de ganar un título que se le resiste desde 2017.

Las sombras del tenis masculino

Mientras el tenis femenino asciende en la clasificación mundial, el panorama en el ámbito masculino no es muy halagüeño.

Los grandes triunfos de Jimmy Connors, Andre Agassi, Pete Sampras o Andy Roddick son historia y, desde la retirada de este último, no ha aparecido ningún otro estadounidense que les hiciera sombra.

Roddick fue el último estadounidense que alcanzó el número uno del mundo, en 2003; el último en ganar un Grand Slam, el Abierto de Estados Unidos en 2003; y el último en disputar la final de uno de los grandes, tres años después en el mismo Abierto de Estados Unidos.

Desde entonces, la caída del tenis de este país ha sido evidente y el panorama actual no llama al optimismo.

En el último Abierto de Australia, la actuación de Tennys Sandgren (28 años y número 56 del mundo), eliminado en cuartos de final por Federer, ha sido la nota más destacada. 

La realidad del tenis masculino estadounidense es que su mejor jugador en la clasificación de la ATP ocupa el puesto número 18 y tiene 34 años: John Isner.

Tras éste, aparecen los jóvenes Taylor Fritz (22 años, número 36) y Reilly Opelka (22 años, número 38), aunque ninguno ha brillado en los grandes torneos.

Tanto Fritz como Opelka formaron parte del equipo de Copa Davis que jugó el torneo final de Madrid, el pasado noviembre, junto a Sam Querrey (32 años, número 40) y Frances Tiafoe (22 años, número 79), eliminados en la fase de grupos.

La baja forma del tenis masculino de EU se deja ver en su participación en Copa Davis, el país con más triunfos (32) pero que no gana desde 2007, la última final que disputaron, venciendo a Rusia.

Para Mardy Fish, capitán estadounidense de Copa Davis, el futuro pasa por nombres como Fritz, Tiafoe y Opelka, los tres con 22 años.

“Los tres chicos que tenemos son el futuro de nuestro tenis, pero habrá más, con suerte. Algunos como Tommy Paul (22 años y número 70)despuntarán, es cuestión de tiempo,” declaraba en entrevista con el portal de la Asociación de Tenis Estadounidense (USTA).

“Paul tiene la misma edad que ellos, pero todavía no ha tenido el mismo éxito. Está aprendiendo, creciendo, seguro que pronto tendrá esas experiencias y nos dará más opciones. Esto va por generaciones, por oleadas. No tenemos un Andy Roddick en nuestro equipo, pero, ¿quién puede decir que no lo tendremos pronto?,” insiste Fish.

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