Martes 30 de Octubre de 2012 |
| Jaime OAXACA El amor es eterno… mientras dura Entre los variados y abundantes dichos que usaba mi madre recuerdo uno: el amor es eterno, hacía una pausa y remataba sonriendo pícaramente: mientras dura. Todo indica que el romance patológico que alguna sintió una parte de la afición de la plaza México por el torero español Enrique Ponce, se terminó. Sucede que cuando uno de los enamorados de la pareja abusa constantemente de la otra y ésta solo es contentada con detallitos hipócritas y más mentiras, tarde o temprano llega la rebelión. El rompimiento, los platos -o cojines- a la cabeza, los reclamos por la ira y la frustración acumulada, sucedió en la corrida inaugural de la temporada en la plaza México. Por fin la novia se sacudió al lobo con piel de oveja. Durante 20 años ha venido el valenciano de Chiva a México, poco a poco fue naciendo una especie de amor, por supuesto que la vieja alcahueta, una Celestina, tuvo que ver. Por sucios intereses fue recomendando al galán con la novia. Por ejemplo, es mentira que Ponce sea el gran taquillero que la vieja alcahueta pregona en sus diferentes medios de comunicación. La buena relación del valenciano con la empresa provoca que lo programen en las fechas que la gente suele asistir en grandes cantidades al coso de los Insurgentes. Recuerdo que un 4 de febrero, cuando la gente se quedaba a dormir en la calle para conseguir un boleto para la corrida de aniversario, algún reportero de un noticiario de abundante audiencia, se tiró la puntada de decir al aire que todos estaban en las taquillas por Ponce. Total, al maestro Ponce se le volteó el chirrión por el palito. Jamás se imaginó que el novillote cornalón del domingo pasado fuera la gota que derramara el vaso de agua y que tuviera como consecuencia un abrupto final. No faltará quien diga que los reventadores fueron a fastidiar al divo de Chiva. Tal afirmación es inexacta. Cuando salió el novillote de regalo: “Tapabocas” de Xajay, los pitos surgieron de diversos puntos del tendido, prácticamente, al unísono. ¿Que no es correcto aventar cojines? Puede que sea cierto, pero la gente se sintió engañada, frustrada, estafada, así manifestó su ira. Tradicionalmente, los aficionados a los toros protestan lanzando almohadillas. A lo mejor ahora está prohibido porque es bullying contra el torero. En plena rebelión, Ponce extendía los brazos pensando: “les he robado 100, ¿por qué ahora que sólo son 50 se ponen así?, no entiendo”. Por lo menos así lo declaró en 2003, en otra bronca que tuvo en La México, cínicamente dijo: si he toreado más chico y no decían nada, no sé por qué ahora protestan. Se veía venir el despertar de la amante sumisa, abnegada, estúpida. En las últimas tardes le devolvieron a Ponce toros protestados por ausencia de trapío, tiro por viaje. Como ahora era de regalo no quiso cambiarlo por otro, porque además corría el riesgo de que saliera otro más chico. Un detalle que manifiesta claramente que Enrique Ponce sodomiza a autoridades, empresa y público: la forma en que avisó que regalaría un toro. Nunca negoció con la empresa el costo de la res, jamás pidió permiso al juez de plaza para anunciar el regalo. Ponce, sabiéndose el amante consentido de La México, sólo alzó el dedito y la empresa y autoridades tuvieron que aguantarse. Ojo Sebastiancito, el público está como agua para chocolate, mira lo que le pasó a un ventajoso como tú comprenderás. Aquél lo pagó caro terminándose el romance, como decía doña Guadalupe García: el amor es eterno… mientras dura. |