**Faltan alimentos para atender a los que llegan a la estación ferroviaria; piden ayuda a feligreses para que ayuden y contribuyan en su labor humanitariaGustavo HerreraApizaco,Tlax.- El responsable de la Casa del Migrante La Sagrada Familia, ubicada en la ciudad de Apizaco, el padre Elías Dávila Espinosa, informó que la carencia de alimentos ha puesto en crisis el proyecto que forma parte de la diócesis de Tlaxcala al tener pocas donaciones para sustentarlo. “Hay días en los que no hay donaciones, la crisis hace que haya que ir sacando todos los días el pan. Estamos formando un patronato ante esta realidad y buscando la manera de que tengan presencia en la ciudad y se empiece a trabajar en la Casa del Migrante y bajar recursos”, precisó. Indicó que el espacio que se les brinda a los migrantes es “un oasis”, pues brinda sobre todo una casa de descanso y seguridad para quienes viajan en el tren, además del servicio de comedor. “Estamos dando un espacio a los migrantes que van de paso. Es un lugar de esparcimiento y, sobre todo, debido a la inseguridad que se vive en el tren también le damos asesorías sobre derechos humanos. Aquí llegan con hambre y ahora se ha acabado el dinero incluso para tortillas”, recordó. Ante la falta de subsidios, el sacerdote reiteró que se han hecho diversos llamados a los feligreses a través de las parroquias para contribuir a la causa. Sin embargo, la respuesta ha sido a cuentagotas. “Hay parroquias que nos han ofrecido ropa y despensas, pero lo fuerte es la parte económica porque tenemos cinco empleados y son profesionistas. Queremos que el nivel de atención sea de calidad; eso representa gastos de más o menos al mes un promedio de 50 mil pesos". Por último, hizo un llamado a los empresarios y a las autoridades en el que se les exhorta a contribuir con su ayuda para el sostenimiento de Casa del Migrante reiterando su condición humanitaria. “Pedimos primero ver a los migrantes como personas. La idea que aquí se tiene de ellos es que son personas que piden limosna y que andan mal vestidos, pero merecen respeto y atención. La sociedad debe conocer lo que se hace en la Casa del Migrante, necesitamos gente generosa que acuda y nos echen una manita”, concluyó.