Lunes 16 de Diciembre de 2013 |
| RAMÓN ZURITA SAHAGÚN La cercanía del fin de año provoca en la clase políticas que se conviertan en seres presurosos, cuyas decisiones se toman con premura, ante las complicaciones que puedan surgir que frenen su periodo de descanso. Se aceleran los tiempos y se olvida la calma y la medición de tiempos que se guarda durante los otros once meses del año. Es entonces cuando se deciden grandes temas, especialmente los concernientes al Congreso de la Unión, donde a diputados y senadores no les importa soportar largas sesiones de trabajo, cuando en otros momentos las postergan o evitan. La aprobación de la reforma energética, tanto en senadores como diputados, generó largas y tediosas discusiones que ya no tenían razón de ser, ya que los partidos habían definido su voto, en favor o en contra, como sucedió al final de la jornada. Priistas, panistas y verdes, no habrían de claudicar en su propósito, la izquierda, por su parte, había anticipado su voto negativo, como sucedió en el terreno de los hechos. El escenario del debate lejos estuvo de las previsiones que se habían realizado, con situaciones catastrofistas. Es cierto que el cerco del Senado de la República y de la Cámara de Diputados pusieron a prueba el temple del gobierno y que los candados en el salón de sesiones de San Lázaro mandaron a volar la mente al recordar episodios pasados, pero lo ocurrido es simplemente un testimonio de parte de la izquierda que se mostraba en contra de las reformas constitucionales en materia de energéticos. Nada que pusiera en riesgo la aprobación del dictamen o la seguridad de los legisladores, ya que el tema se había pactado desde el gobierno con antelación con la segunda fuerza política con mayor representatividad en el Congreso de la Unión. El balance de esa reforma y de las otras que con anterioridad habían pasado por el Congreso, es satisfactorio para el arquitecto de las mismas, por lo que habrá que esperar los tiempos en forma prudente, para saber si fueran adecuadas o no dichas reformas. Pero la velocidad con que actuó el Congreso de la Unión ahí queda y también con la que está respaldando dicha reforma cada uno de los congresos locales. Solamente habían pasado unas cuantas horas de que fue aprobada en la Cámara de Diputados, cuando varios estados decidieron hacer lo propio por la vía del fast track. Con excepción de Jalisco, donde se suscitaron hechos violentos, cada uno de los congresos estatales que la aprobaron de inmediato, lo hicieron sin grandes aspavientos y con mayoría abrumadora. Los congresos de Baja California Sur, Campeche, Chiapas, Coahuila, Durango, Estado de México, Hidalgo, Jalisco, Nayarit, Querétaro, Quintana Roo, Sonora, Veracruz, Yucatán y Tamaulipas, son los que ya le dieron el espaldarazo a las modificaciones. En esas entidades del país, la dominancia en los Congresos la tienen los priistas, que avalados por panistas lograron los votos suficientes para sacarla adelante, por lo que jamás estuvo en riesgo que la reforma no pasara para su pronta publicación y ejecución de la misma. Ahora, cuando se complete el 50 por ciento más uno de los estados que la respaldan, corresponderá solamente al Ejecutivo federal determinar su publicación y puesta en marcha de la misma. BAJA DE POPULARIDAD Por si quedaba alguna duda de que fue un primer año de gobierno difícil para el jefe de gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera Espinosa, ahí están las muestras de rechazo por parte de un sector de la militancia perredista. Llegado al gobierno capitalino por medio de la postulación que hicieron los cuadros dirigentes del perredismo, Mancera Espinosa consiguió una histórica votación en las urnas, algo que ni Cuauhtémoc Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador o Marcelo Ebrard habían logrado. Ese fenómeno provocado por Mancera lo posicionó como un amplio favorito para la siguiente elección presidencial, aún y cuando acaba de pasar la misma. Se consideraba que el colchón de votos le permitiría un amplio bono para lograr grandes metas al inicio de su gobierno. La situación en el terreno de los hechos no ha sido lo placentera que se esperaba, ya que se iniciaron las dudas con el sesgo que tomaron las protestas del primero de diciembre del año pasado, cuando el mismo Mancera no había tomado siquiera posesión. Otros hechos de vandalismo, la aplicación de la ley sobre estos personajes, los cambios realizados en esa materia, la desaparición de una docena de jóvenes y el encuentro de sus cuerpos más adelante, el tratamiento otorgado al problema magisterial, con unos profesores que hacen y deshacen en la capital del país y por último, el reciente aumento en la tarifa del Sistema de Transporte Colectivo (Metro), dejan un saldo nada positivo durante el primer año de ejercicio político administrativo en la historia del jefe de gobierno. Si a eso se la añade que Mancera Espinosa no da color sobre una posible afiliación al Partido de la Revolución Democrática, su distanciamiento de su anterior mentor, Marcelo Ebrard y algunos otros problemas surgidos al interior de su estructura de gobierno, donde algunos de sus colaboradores no han rendido lo esperado, se verá que el jefe de gobierno deberá aplicarse más el año próximo y corregir esos errores y deficiencias. Por lo pronto, ahí queda lo sucedido durante su presentación en el informe de labores senatoriales de Dolores Padierna, una de las figuras emblemáticas de la tribu que encabeza al interior de su partido, su esposo René Bejarano. EMAIL: ramonzurita44@hotmail.com Email: zurita_sahagun@hotmail.com |