LAS ENCUESTAS

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Ramón Zurita Sahagún


Febrero 28, 2022

El levantamiento de encuestas sobre la actuación de los gobernantes es una costumbre reciente que se practica mensualmente y cuya distribución es seguida por quienes gustan de las cifras y que permiten evaluar la relación entre el gobernante y los gobernados. 

Los posicionamientos tienen mensualmente algunos ajustes, pero casi siempre se mantienen en los primeros lugares los mismos, alternando, tal vez, los primeros sitios de la lista. 

También los últimos lugares, en los que se ubican diez de los gobernantes de un total de 32 se mantienen casi inamovibles. 

Y no es que esas encuestas arrojen sorpresas, ya que el leer solamente noticias de cada entidad deja el conocimiento de cómo se ubica cada uno. 

El resultado sirve para alimentar el ego de esos gobernantes que se jactan de estar haciendo bien las cosas y del reconocimiento que esos números le dan sobre sus compañeros de partido o adversarios de otros organismos políticos. 

El sube y baja es constante, aunque se da en los cambios de uno o dos lugares hacia arriba o hacia abajo. 

Sin embargo, esas encuestas que se propagan por todos lados y muestran la grandeza de esos gobernantes no revelan la realidad de lo que la población piensa de ellos. 

Y es que muchos gobernantes se confían de esos números y palpan la realidad cuando en la siguiente elección los ciudadanos cobran las cuentas pendientes. 

En la actualidad Mauricio Vila y Mauricio Kuri, ambos del PAN y gobernadores de Yucatán y Querétaro, respectivamente se ubican en la cúspide de esos números, en tanto que como viene sucediendo desde hace tres años Cuauhtémoc Blanco y Cuitláhuac García, de Morelos y Veracruz, se ubican en el fondo de las encuestas. A ellos se suma David Monreal, con apenas unos meses de haber tomado posesión, sumiendo a la entidad en un caos, donde los grupos delincuenciales se apoderaron de algunas zonas del estado.  

Desde que se inició el recuento de las opiniones de la población sobre la gestión de sus gobernantes se ha visto como aquellos que son bien evaluados en las encuestas que se publican mes con mes, no reciben el apoyo para su partido en la siguiente elección. 

Sucedió en el pasado con José Eduardo Calzada en Querétaro que mantuvo la supremacía como el gobernador mejor evaluado y en los comicios el candidato priista fue vencido por su adversario panista. 

Hace poco, el año pasado, Quirino Ordaz competía cada mes por el primero o segundo lugar con Mauricio Vila, se lo alternaban y todos contentos con que el priista ejercía una buena labor con todo y el llamado “culiacanazo”, donde el gobernador de Sinaloa mantuvo mutis durante largo tiempo, mientras que en la capital del estado de los grupos delincuenciales se pasean de arriba abajo, sin ningún recato. 

El cobro de ese y otros eventos se lo dieron en las urnas el pasado mes de junio, cuando el abanderado de MORENA barrió a su adversario priista. 

Igual sucedió en Baja California Sur con el panista Carlos Mendoza Davis permanente usuario de la lista alta de los mejores evaluados, manteniéndose entre los diez primeros y al momento de los comicios, los ciudadanos optaron por el candidato de MORENA. 

Como ellos, otros gobernadores bien posicionados han visto caer sus feudos ante los opositores, ya que la población no certifica las cifras que se manifiestan en esos sondeos y encuestas. 

La realidad es que la población nacional sufraga por el nombre de los candidatos y ya no por las siglas de los partidos y mucho menos por los idearios o programas de los organismos políticos, los que desconoce por completo. 

Ahora en el cambio de gobierno que harán seis estados el próximo cinco de junio se verá el contraste entre los gobernantes actuales que son dos del PRI, Hidalgo y Oaxaca, tres del PAN, Aguascalientes, Durango y Tamaulipas y un hibrido postulado en Quintana Roo por panista y perredistas. 

Cuántos de ellos podrán repetir para sus partidos los nuevos gobiernos. 

 

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