VECINAS, VECINOS, entramos en la recta final de mes y como siempre, hay que sacar la ropa sucia, por eso no se pierdan estos tips.

Cuentan que el gobernador Miguel Barbosa Huerta no lo pensó ni dos veces cuando Julio Glockner Rossainz le presentó su renuncia a la titularidad de la Secretaría de Cultura ya que a Casa Aguayo llegaban más quejas del desempeño de su colaborador que buenos resultados por la implementación de programas y acciones.

Y ya quedó claro que al mandatario no le importa qué dirán por el número de movimientos en su gabinete, cuando la prioridad consiste en el funcionamiento de su administración a partir de las metas y proyectos propuestos al inicio del mandato, en agosto de 2019.

Ya veremos en unos días quien asume; por lo pronto, corta por lo sano para evitar que su gestión sea afectada.

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 EL NUEVO dirigente del PRI poblano, Néstor Camarillo Medina, asegura que su partido no veta por anticipado a ninguna fuerza política de cara a las elecciones del 2021, por lo que una coalición con el PAN para vencer a Morena, es una posibilidad latente. Solo resultó curioso que crea en la “fuerza” del tricolor como factor para concretar estas alianzas.

En los hechos, lo sabe el líder pero no lo comparte, su partido necesita de esas acciones políticas si quiere buenos resultados el próximo año, de lo contrario quedan de vuelta en el tercer lugar, eso si bien les va.

En el caso de Puebla los priistas andan divididos, dispersos y desencantados, por lo que primero deberá lograr la unidad y generar interés de los militantes, porque de nada serviría coaliciones con otros partidos si al interior andan desarticulados. En fin, ya se verá.

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Y APENAS termina una y surge otra polémica en el Congreso del Estado.

Pues con la novedad de que ayer la Comisión de Presupuesto y Crédito Público aprobó un exhorto, o sea como coloquialmente se le dice, un “llamado a misa”, para que los partidos políticos donen la mitad de sus prerrogativas para crear un fondo que se destine a mitigar los efectos de la pandemia de Covid-19.

Obviamente los que se oponen dicen que no hay garantías de que esos recursos vayan a parar a damnificados por la crisis económica o para las familias afectadas directamente, en términos de salud; en tanto, los que apoyan la iniciativa, ya tachan a los primeros de egoístas, oportunistas y otros calificativos.

Así que prepárense porque los jaloneos se van a poner a la orden del día, aunque solo sea un exhorto.

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FINALMENTE PARECE que hay un acuerdo entre los empresarios y el gobierno estatal y a partir del 1 de agosto comenzaría la reapertura en Puebla.

Obviamente, comentan, la reanudación será a partir de condiciones estrictamente vigiladas que consistirán en el uso de cubrebocas sin distingo, así como la colocación de dispensadores de gel antibacterial, tapetes con desinfectante, además de procesos de limpieza constantes en los establecimientos.

Vecinas, vecinos, nos leemos mañana.