15 Enero 2012
** Luego de años de persecución de autoridades municipales, el juez federal les otrgó el documento Mónica VENTOSA Comerciantes ambulantes de artículos religiosos que se ubican a las afueras del templo del Señor de las Maravillas, trabajan gracias a un amparo de tiempo indefinido, tras años de persecución de autoridades municipales. En entrevista para El Popular, diario imparcial de Puebla, María del Carmen de la Cruz, vendedora desde hace más de 45 años, indicó que afortunadamente ya cuentan con el documento otorgado con un juez federal. Mencionó que las ventas siempre han sido buenas, pero en los últimos tres años han crecido, luego de los trabajos de mejoramiento de la zona en la pasada administración municipal. “Antes teníamos muchos problemas, estaba horrible esto; hace muchos años hasta sin pavimentar estaba la calle, así inicie, ahora ha cambiado mucho”, dijo emocionada, al señalar que recientemente pudo adquirir su carrito para dar mejor servicio. “Tengo 12 hijos, 32 nietos y sepa Dios cuántos bisnietos. Este puestecito me dio para darles carrera a casi todos, y a los que no, pues al menos son gente de bien”, dijo doña Maricarmen, como gusta que la llamen. “Vienen muchos fieles desde hace muchos años, porque es muy milagroso el Señor de las Maravillas, hasta vienen seguido artistas y políticos. Apenas ayer –viernes 13- estuvo Silvia Pinal, quien visitó la iglesia como cualquier creyente”. “Aquí ha venido hasta la esposa del presidente Calderón –Margarita Zavala–, son muy creyentes. Lo bueno es que ahora ya nos dejan trabajar; a los del ayuntamiento no les queda de otra, saben que estamos amparados”, dijo en los momentos en que un mariachi tocaba ante la imagen como agradecimiento de un fiel tras un favor concedido. Recordó que desde hace 45 años, que ponía un pequeño puesto en la puerta de la entrada del templo, ubicado en la calle 5 de Mayo, entre 16 y 18 Poniente, fue perseguida por las autoridades. “Nos atacaron todos los gobiernos que ha habido; fueron muchas las corretizas o que nos quitaran nuestros artículos”. “Finalmente no le hacemos daño a nadie; por el contrario, ayudamos a la gente que necesita algo, como una velita, oraciones, un rosario, una cruz”, dijo en los momentos en que vendía constantemente varios artículos.