Martes 28 Febrero 2012
*Es en las zonas del Iztaccíhuatl, la Malinche y el Pico de Orizaba, donde más frecuentemente se presentan emergencias  Karina ÁLVAREZ Fotos: Ricardo TAPIA  DURANTE 2011 la Cruz Roja realizó 32 rescates de altura, casi todos en aficionados al alpinismo y rapel, principalmente en el Iztaccíhuatl, la Malinche y el Pico de Orizaba. Lugares que los alpinistas buscan por su fácil acceso y la altura que tienen. Lo anterior lo dio a conocer Juan Carlos González Gatica, coordinador de espacio de altura y montaña de la Cruz Roja. Sin embargo destacó que como la mayoría de los miembros de dicha institución que conocen esas técnicas de rescate son voluntarios, es necesario contar con mayor equipo y capacitación. Por ello decidieron junto con el Heroico Cuerpo de Bomberos de Puebla, lanzar una convocatoria para capacitar a los bomberos. Ricardo Villareal Guajardo, quien tomara el cargo como director de bomberos en octubre del año pasado, dijo que serán cuatro meses los que los bomberos obtendrán su capacitación. Anteriormente los bomberos no participaban en este tipo de rescates, por ello las autoridades estatales optaron por hacer a este cuerpo más completo, debido a que también la ciudadanía es a quienes llama primero, generalmente, cuando hay algún tipo de tragedia. El Iztaccíhuatl es donde se han registrado el mayor número de accidentes, de estos el 80% ocurren a la hora del descenso, pues la gente baja más confiada luego de haber dominado la cima. Un simulacro Apoyados con cuerdas y poleas, los bomberos y la Cruz Roja lograron rescatar a un alpinista que sufrió una caída en la zona rocosa de Valsequillo. Al percance acudieron unos 20 miembros de ambas instituciones, quienes con gran coordinación lograron sacar del lugar a la víctima para trasladarla a uno de los hospitales más cercanos. Se trataba de un aficionado al alpinismo que luego de conquistar la cima de la montaña, sufrió una aparatosa caída, misma que le fracturó la tibia y el peroné. Los rescatistas acudieron de inmediato a la llamada, una vez ahí comenzaron a colocar el equipo para poder bajar hasta la víctima, quien se encontraba tirada. Amarraron las cuerdas y en menos de 20 minutos lograron sacarla del lugar. Un voluntario de la Roja bajó hasta el sitio, apoyado con otro par de cuerdas y una camilla para hacer el aseguramiento del caído; le revisó los signos vitales, luego lo amarró y le dio toda su confianza para que no se moviera, a pesar de que el dolor de la pierna era insoportable. Los anterior se trató de una simple práctica, el alpinista accidentado fue representado con un maniquí que tiene el peso de una persona, a fin de hacerlo lo más real posible. Todos los participantes se tomaron su papel en serio, pues es muy probable que pronto realicen un rescate de verdad.