Martes 13 Marzo 2012
**Reconoce la delegada Sedesol-federal, Myriam Arabian Couttolenc  Miguel HERNÁNDEZ LOS MUNICIPIOS del estado carecen de Atlas de Riesgo propios con respecto a fenómenos naturales –sismos, inundaciones, deslaves, erupciones volcánicas, entre otros- y sólo se tiene el del Estado, por lo que apenas 40 ayuntamientos se han interesado por tener un documento para identificar sus zonas de peligro, señaló la delegada de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) federal, Myriam Arabian Couttolenc. Indicó que en este año se integrarán alrededor de 16 atlas para igual número de municipios. Algunos de los primeros que ya contarán con el documento son Cañada Morelos, Chalchicomula de Sesma, Tecamachalco, Santiago Mihautlán, Ocoyucan, Ajalpan y Tochimilco. Comentó que la Sedesol no tiene conocimiento de que los ayuntamientos cuenten con información respecto a la identificación de los lugares de riesgo y que en el caso del municipio de Puebla, quizá sí existe más que no está actualizado. Señaló que las poblaciones en la entidad deben contar con un atlas especifico y no basarse en el que tiene la administración estatal, que es una visión más general. “Nos preocupa que los ayuntamientos tengan esa información porque están más cercanos a la gente” apuntó en entrevista al término de la entrega de seis atlas a algunas autoridades municipales. Arabian Couttolenc explicó que el costo de los documentos oscila entre los 2 y 2.5 millones de pesos, en que la Sedesol aporta el 80 por ciento y el ayuntamiento interesado el resto. Asimismo, dio a conocer que la información generada para las poblaciones participantes estará disponible al público en general a través de la página de Sedesol, en el Sistema Nacional de Protección Civil y con el gobierno del estado. Puntualizó que estos datos también servirán para evitar que se den asentamientos en zonas de riesgo, al referir que autoridades pasadas daban permisos para construir en sitio susceptibles a fenómenos naturales, situación que significaba actos de corrupción en perjuicio de la gente que compraba sus casas.