Viernes 18 Mayo 2012
**Forjadora de reconocidos maestros, la antigua Normal del Estado enfrenta retos académicos, de infraestructura y económicos  Texto: Karen MEZA El color verde resalta en todo el edificio, si las paredes hablaran tendrían una larga historia que contar, pues desde hace 133 años jóvenes se han formado en la primera escuela cuya función principal es crear maestros, el Benemérito Instituto Normal de Estado (BINE). En la época de Juan Crisóstomo Bonilla, gobernador del estado en 1879, se buscaba abatir el analfabetismo en la entidad, por eso, con el objetivo de formar en la capital a profesores que salieran a otras localidades a enseñar, se crea el BINE. El profesor Miguel Ángel Torres, quien tiene más de 40 años en la institución, comenta que, en los inicios del BINE, sólo a 20 alumnos, con beca, se les dio la oportunidad de estudiar. Un 15 de septiembre de 1879, en la instalaciones del edificio de la 11 Sur, se inauguró la Escuela Normal de Profesoras; años más tarde, el 4 de enero de 1880, se incluye al sector varonil, con el apoyo del educador Guillermo Prieto, primer director de la normal, para dar paso a lo que ahora es el BINE. En esta institución se han formado grandes profesores como Gilberto Castellanos Tenorio, poeta a quien se le reconoció por su trabajo en Latinoamérica en los años 1982 y obtuvo grandes premios en el extranjero, sobre todo en Austria y Hungría. Otro ejemplo de éxito fue Juan Antonio Badillo Torre, quien fungió como exsecretario de Educación Pública en el gobierno de Manuel Bartlett y a mediados de los años 90 destinó recursos para el Coro Normalista, actualmente Orquesta Normalista, que ha participado en competencias en 20 países, como España y Moscú. Badillo Torre impartió cátedra más de seis años en la institución de bachillerato; después de su puesto público, regresó a la institución para continuar con la nueva modalidad de enseñanza, la educación a través de un enfoque sistémico. La escuela sin planeación y sus consecuencias En primer lugar, el BINE no planeaba integrar la escuela secundaria; fue hasta 1949 cuando se integró y se notificó que tendría espacio en el inmueble de la 11 Sur; sin embargo, dos días después los planes cambiaron y se dijo que la institución tendría espacio en las oficinas inauguradas por el exgobernador Rafael Moreno Valle, a la par que el Teatro Normalista. “Se tuvo que mandar en las tardes a este turno, porque la escuela no estaba completa; nunca se terminó como se planeó, la única que quedó bien hecha fue La Escuela de Educadoras”, explicó el doctor en Educación. Esta mala planeación atrajo consecuencias al paso de los años, afirmó el maestro Juan José Cesín Vargas, pues hora se necesitan aulas más grandes, con mejores espacios de trabajo para docentes y alumnos. “Se planeó un edificio para cinco escuelas; ahora funcionan 16 y las condiciones son distintas; no se adaptan a la educación moderna, la disposición de las aulas no permiten nuevas actividades”, agregó el docente. En las nuevas modificaciones se encuentra la Licenciatura en Preescolar, Normal Primaria, Educación Física, Educación Especial, Telesecundaria, Maestría para Segunda Lenguas (inglés); Bachillerato Digital, que se creó el año pasado. Un total de más de 7 mil alumnos acuden a estas cátedras y son atendidos por más de 600 profesores. ¿Cuáles son los retos para la educación futura? Badillo Torre considera que la clave está en tener una educación con enfoque sistémico, donde se determine a un responsable mayor, que es el estudiante, y uno menor, que es el docente; los estudiantes aprenden por ellos mismos y por el ambiente que influye en su aprendizaje. Además, asegura, buscar un presupuesto que dé mejores condiciones a la institución, a través de dependencia gubernamentales, como Finanzas y Cultura, y que el reglamento jurídico dé responsabilidades a la institución con las autoridades y con un consejo de docentes que apoye al director general. El futuro del BINE es incierto y aunque anteriormente fue forjadora de personajes ilustres, que han contribuido al desarrollo en Puebla, hoy se necesitan por lo menos 10 años para volver a alcanzar una alta calidad educativa, todo dependerá, según los entrevistados, de coordinación, de un nuevo enfoque y del apoyo de las autoridades. Lo cierto es que “una institución con tanta grandeza en el pasado no puede menos que tener un futuro brillante… Los retos mayúsculos sólo los pueden enfrentar las instituciones grandes y el BINE, lo es sin duda”, concluyó el maestro Juan José Cesín.