Sábado 19 Mayo 2012
**En Puebla, no existen programas de prevención, pese a que van 79 casos en 2012  Pilar BRAVO En una década, los suicidios aumentaron 31 por ciento y, en cinco años, según el INEGI, el suicidio se ha convertido en la segunda causa de muerte en el país. En Puebla, en lo que va del año, 79 personas han optado por la autoagresión como forma para morir. Existen focos rojos que deben atender el gobierno y la sociedad, debido a que jóvenes de 14 a 21 años se quitan la vida; como ejemplo, el caso más reciente de un niño poblano de 9 años que se mató luego de haber sufrido bullying. El suicidio se da por varios factores; pero, sobre todo, por la falta de comunicación entre la gente, el incremento de la pobreza, el desempleo, la violencia intrafamiliar, el agobio de las exigencias sociales y de la vida moderna, y, ahora también, el bullying, señaló el doctor Alejandro Águila Tejeda, director del primer Instituto Hispanoamericano de Suicidología, en donde especialistas, tanatólogos, psiquiatras, terapéutas, médicos generales, atienden desde marzo a todo tipo de personas con tendencias suicidas. Ayer, en el marco del congreso de Educación Infantil, llevado a cabo en San Andrés Cholula, fue presentado el director de este centro de atención psicológica, quien mostró un modelo de atención preventiva para que padres de familia y maestros estén alerta con determinadas conductas de los jóvenes, las cuales pueden ser el principio de una depresión que pueda llevarlos al suicidio. El INEGI y el Consejo Nacional contra las Adicciones registran al año por lo menos 5 mil 840 suicidios y 10 mil 500 intentos; esas cifras son las oficiales, aunque los números pueden incrementarse, debido a que las familias prefieren camuflar la situación. En México, se reporta que cada 24 horas fallecen alrededor de 16 personas jóvenes por suicidio. Las formas más comunes de quitarse la vida son con armas de fuego y punzocortantes, raticidas, ahorcamiento, saltar desde lugares altos o ingesta de medicamentos. Otros datos que el IMSS dio a conocer es que por cada mujer existen cinco hombres que se suicidan, pero las mujeres intentan cuatro veces más acabar con su vida. En realidad, son los hombres quienes utilizan métodos definitivos. Pese a los altos porcentajes de incidencia, no existe un sólo programa de prevención al suicidio y ninguna institución, como la Secretaría de Salud (SSA) o el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), cuenta con esa posibilidad de orientación. Por lo que Águila, creador del Instituto de Suicidología en el Distrito Federal, propone que en los estados también existan opciones para ayudar, informar y concientizar a la sociedad con respecto a que vale la pena vivir. En Puebla, según datos de la Procuraduría General de Justicia, en el primer cuatrimestre de 2012, al menos 79 personas se han quitado la vida; en tan sólo una semana, dos menores de 9 y 12 años. En México, según el especialista, el suicidio se ha convertido en un problema que crece a la par de los trastornos depresivos, ya sea por predisposición genética, abuso de alcohol y/o drogas ilícitas o por factores psicosociales, como el aumento de la pobreza, en el caso de los adultos. Desintegración familiar En los menores, los suicidios se dan por una autoestima baja o la falta de comprensión de los padres o maestros. Águila reconoce que la vida moderna obliga a los padres a trabajar y en el poco tiempo que conviven con sus hijos, no les prestan atención, lo que se agrava cuando existe violencia. “La condición familiar es la causa más frecuente que agobia a los menores; aquellos que viven en un ambiente de violencia, alcoholismo, adicciones, abandono, maltrato y omisión, viven mal y son más susceptibles a pensar en el suicidio”, aseguró. Según el experto, la llegada de la era cibernética también ha contribuido a que las familias se comuniquen menos, pues los niños están conectados la mayor parte del tiempo. “Viven el tiempo virtual y no el tiempo real de comunicación con sus padres, a los que tampoco les preocupa con tal de mantenerlos ocupados”, por lo que el doctor propone volver a las sesiones familiares, a través de realizar por lo menos una comida al día juntos. Recomienda que se vuelva a la vida organizada, donde padre y madre pongan reglas, horarios y formas que permitan esa comunicación, ya que servirá para ponerse al corriente de lo que pasa entre los miembros.