Lunes 21 Mayo 2012
**También contribuye que no haya empatía y la conducta de los padres, sostiene una experta  Miguel HERNÁNDEZ   LA PSICÓLOGA Eva Argüelles consideró que el bullying entre los menores, se genera por la falta de empatía, es decir, la incapacidad para ponerse en el lugar del otro, la no creencia en que sus actos repercuten en otra persona que los siente y padece como un tormento. Desde su punto de vista las relaciones y sentimientos de los padres hacia sus hijos son trascendentales, ya que modelan comportamientos que más tarde podrían ser repetidos por ellos. Sostuvo que los niños víctimas de bullying se dan por la falta de competencia social, la cual se muestra en su carencia de asertividad, debido a su dificultad para saber comunicar sus necesidades claramente y para hacerse respetar por los demás. “Miedo y la sensación de incompetencia tanto como el sentimiento de culpa, le impedirán comunicar sus dificultades a otros, pudiendo llegar a situaciones de depresión y a una importante falta de autoestima”, dijo. En este contexto, dijo que ante las noticias estresantes que se escuchan cada día, ya sea por bullying, violencia, etcétera, una de las habilidades más importantes que es fundamental desarrollar desde la familia hacia los niños y los adolescentes, es enseñarlos a ser. Insistió que la asertividad es una forma positiva de manejo de la agresividad entendiéndose ésta como fuerza, valor, empuje, intención que impulsa a obtener lo que se desea, necesita o anhela, sin agredirse o lastimarse a sí mismo o a los demás. Dijo que como padres es importante reforzar algunos puntos en casa para ayudar a sus hijos a comunicarse como es el usar la técnica DEPA, que consiste en 1) Describir de manera clara la situación que le desagrada o que se desea cambiar; 2) Expresar los sentimientos personales en primera persona, evitando acusar al otro; 3) Pedir un cambio concreto de conducta y negociar si procede una solución satisfactoria para ambas partes y 4) Agradecer la atención del otro a tu petición. Dijo que los papás deben ser modelos congruentes, relacionarse desde la interdependencia y no desde la subordinación, comunicarse con calidad, con escucha activa, empatía, autenticidad y congruencia, construir una sana autoestima en los miembros, formar personas con expectativas realistas en relación consigo mismos, que les permitan desarrollarse sanamente. Comentó que este fenómeno es manejable en las escuelas cuando las padres y maestros se involucran en la educación de sus hijos, pero que depende de estos últimos el establecer relaciones interpersonales, que se lograr con la transmisión de valores.