Lunes 22 Octubre 2012
**Vecinos denuncian anarquía en esta junta auxiliar, donde cobran “cuotas” por garantizar la seguridad; la encargada del departamento de Registro Civil asegura que la población “no acepta” la ayuda  Karen MEZA  “SOMOS UN pueblo sin ley”, mencionó Jesús Valencia Ortiz, colono de la junta auxiliar La Resurrección, después que un grupo de personas agredieran a uniformados y prendieran fuego a dos patrullas de la Policía Municipal. “Las cantinas están disfrazadas de tiendas; los negocios que están sobre la carretera tienen mesas donde cada fin de semana se concentran alrededor de 60 borrachos, a quienes nadie les llama la atención. La justicia debe ser dura con todos ellos”, sentenció Valencia Ortiz. El vecino agregó que por la vigilancia “venden boletos de 15 pesos; son azules. Si no pagamos, aunque presencien un robo, no nos atienden. Somos un pueblo sin ley, las familias son las que mandan”, concluyó. Además, urgió la atención de le problemática pues, señaló: “No podemos seguir así. El pueblo rechaza la ley, el método de usos costumbres ya no se debe usar en esta época, para la comunidad es una falta de respeto”. Antier, en la carretera Adolfo López Mateos y privada 24 de Febrero, un grupo de policías municipales intentó detener a unos jóvenes por consumir alcohol en vía pública, pero los infractores respondieron de forma agresiva e incendiaron dos patrullas identificadas con los números P-163 y P-360. “Sin responsabilidad” Jazmín Portada, encargada del departamento de Registro Civil de la junta auxiliar dijo que los pobladores no “obedecen a las autoridades” y, por ende, “no es su responsabilidad”. “Garantizamos la seguridad, pero la gente no permite la ley porque no quiere ayuda, nosotros solicitamos apoyo, les damos y no es bien aceptado”, destacó la hermana de la presidenta auxiliar, Calendaría Portada. Mencionó que un grupo de jóvenes consumían bebidas embriagantes en la vía pública y en un intento por detenerlos, sus acompañantes y personas externas agredieron a policías municipales; luego, prendieron fuego a sus unidades. Varios vecinos confirmaron que el grupo de jóvenes respondieron con agresiones físicas y verbales a los uniformados y, después del perifoneo, acudieron más de 30 personas a unos cuantos metros de la capilla de San Miguel de la junta auxiliar. “Se encienden rápido” “La gente de aquí se enciende muy rápido; después de gritarles que eran unos corruptos y que les quitarían su dinero, la gente fue encima de ellos; después alertaron que venían granaderos y las personas corrieron a esconderse”, explicó José N, quien pidió guardar anonimato. Señaló que en la Miscelánea Mix, negocio donde se inició el conflicto, decenas de clientes consumen alcohol los fines de semana hasta la madrugada y se han presentado riñas. En tanto, Juan Apolinar Carreto añadió que en ese negocio, se concentra un grupo de 60 personas que ingiere bebidas embriagantes y por la madrugada despiertan a los vecinos por el escándalo que realizan. “No respetan los horarios, pedimos que los castiguen, ya basta, estamos cansados que por uno, la tranquilidad de la comunidad se alborote”, externó. Precisó que tanto jóvenes de 16 años como adultos de 60 consumen licor e, incluso, subrayó que se consume droga. “Tienen sus churros y huele mal; son mal ejemplo para la sociedad, la familia, hijos”, añadió. En la anarquía Jazmín Portada explicó que los 10 policías auxiliares que atienden la seguridad de alrededor de 8 mil personas en La Resurrección no participaron en el enfrentamiento, así que la única patrulla con la que cuentan está en buenas condiciones. “La patrulla municipal viene una vez por día, sabemos que no es suficiente, se han solicitado más recorridos, pues sólo contamos con uno”, expresó y añadió que trabajan con el director de Seguridad Pública, Jesús Sánchez Hernández, para atender la vigilancia. Por último, los vecinos hicieron un llamado a las autoridades para que refuercen la vigilancia, debido a que la junta auxiliar San Miguel Canoa, aledaña a La Resurrección, es un foco rojo en cuanto a delincuencia, zona que además carece de alumbrado público, pavimentación y agua potable.