Viernes 02 Noviembre 2012
**Familias poblanas se reúnen en los cementerios para limpiar las tumbas de quienes “se adelantaron en el camino de la vida”   Karen MEZA   CON MARIACHIS reciben a los muertos. Centenas de personas llegaron el día primero de noviembre para adornar las tumbas de sus padres, hermanos e hijos que “se adelantaron en el camino de la vida”. Con palas, cubetas y escobas, los poblanos asistieron al Panteón Municipal donde se concentran 33 mil tumbas para “dar su manita de gato” al sepulcro que resguarda el cuerpo de sus seres queridos. “Muchas personas no vienen, no es porque no quieran, si esto sale muy caro, por ejemplo ya gasté 40 pesos, pocas flores, sólo le pongo flores a tres personas, a mis abuelos; ya no me alcanza, ni mucho menos a mis tíos”, afirmó Dolores Zayas. Aseguró que el ramo de flores lo encontró a un precio de 15 pesos en la central de abasto y es que en los panteones la venta de flor estuvo entre 20 y 30 pesos. “Se que es mi culpa, pero cuando muero, dudo que mis hijos vengan a dejarme flores, todo lo contrario, cada año se pierden las costumbres” dijo pero, de inmediato, su nieto de 16 años contestó: “Las flores y lo demás mejor se lo damos en vida” La marimba sonaba por un lado y los de traje charro recorrían las tumbas de las personas para dar una canción a un costo de 50 pesos. Cruz de olvido, la melodía más pedida entre los visitantes. Entre pasto, hierba y grandes tambos de basura los fieles decoran con flores y globos el sepulcro de sus familiares menores, de niños que en accidente y enfermedad perdieron la vida. Una de las tumbas, de la que las letras se han borrado conserva más de tres muñecas, en estas tumbas también se ven imágenes religiosas como la virgen del Carmen que se caracterizan por cargar a un menor con un rosario. Los niños y ancianos cortaban flores y papel picado; pusieron veladoras y permanecieron varios minutos sentados cerca de sus difuntos. A lo lejos, personal de Protección Civil, seguridad y servicios médicos se encontraban. Algunas personas aprovecharon las tumbas vacías para sentarse. Fuera del panteón y ante la amenaza de autoridades municipales, ningún franelero se le vio en la zona, no obstante, elementos de Tránsito resguardaban las vialidades. Los comerciantes ambulantes ofertaban flores e incluso dentro del panteón se vendían cigarros, papas, dulces y personas externos al sitio “sin rotulo de botonero” ofrecían de 10 a 15 pesos por reponer una tumba, pintarla y lavarla.