Lunes 01 Julio 2013
 ** Tras el despido de la directora del centro, revelan las deficiencias del personal  Carlos ROCHA  ANTE LA salida de Mónica Ruiz Sánchez como directora del Centro de Internamiento Especializado para Adolescentes del Estado de Puebla (CIEPA) trabajadores del penal consideraron urgente poner al frente de ese tutelar a un especialista en menores infractores. La salida de Ruiz Sánchez fue anunciada después de que El Popular, diario Imparcial de Puebla, reveló que una interna quedó embarazada, y se señala a la directora de permitir una relación entres los jóvenes reclusos, a quienes concedía verse dos horas el sábado. La Secretaría de Seguridad Pública estatal informó la noche del sábado que se designó a una “persona encargada de despacho”. Sin embargo, a decir de las fuentes de este medio que laboran dentro del penal, la abogada que recién llegó no reúne las características básicas para estar al frente de un tutelar para menores. Trabajadores de ese centro informaron que la persona idónea para suplir a Mónica Ruiz era Herón Doroteo Cid, que se desempeñaba como responsable de la subdirección técnica del centro, hasta que fue cesado de este penal después de varios años de labor. Los testimonios indicaron que Herón Doroteo era de las pocas personas que tenían como psicólogo y no administradores como la mayoría de las autoridades que ahora dirigen este Centro de Internamiento Lo anterior se corroboró en un recorrido que personal de este medio el 8 de abril por las instalaciones del tutelar poblano, y que fue el propio Herón Doroteo el que explicó los pormenores de lo que prevalece dentro de esta cárcel. Fracasó el CIEPA En aquella fecha, el encargado de coordinar a las áreas técnicas del centro que intervienen en la reinserción de los menores, tales como psicología, criminología, médico, trabajo social y laboral, aceptó que no se separa a los internos, por lo cual puede existir “contaminación” entre los menores reclusos. El también subdirector del CIEPA externó que como centro de internamiento no se cuenta con cifras de lo que sucede con los internos una vez que cumplen con su sentencia. Justificó que son dos detalles fundamentales por lo que no se le da seguimiento. Una vez que los jóvenes egresan del centro, no generan antecedentes, y la segunda es que se protege su confidencialidad. “No seguimos como tal en el sentido de saber que está sucediendo con ellos, que está pasando, las noticias de los medios de comunicación son las que nos informan si ya volvió a delinquir”, definió.