**Casi 10 horas transcurren para obtener un pase para poder abordar la megarruedaCarlos ROCHAEN MEDIO de la basura y polvo que personal de la construcción recogía, niños, señoras, padres de familia, empleados de gobierno, personas con capacidades diferentes todos por igual se dieron cita desde temprana hora para intentar subirse a la noria sin importar que tuvieran que aguardar hasta diez horas para lograr un sitio dentro de una de las góndolas, que sería gratis por lo menos lo que resta de la presente semana. Tornillos, clavos, papelitos en forma de flecha, vasos vacíos, propaganda de restaurantes y servilletas fueron los residuos de la inauguración de la rueda de la fortuna “transportable” más grande del mundo. Helados, sombrillas, lentes obscuros, los llamados viene-viene aparecieron desde las primeras horas de ayer para complacer a los poblanos que se convirtieron en turistas en su ciudad para apreciar la rueda de la fortuna que había sido inaugurada una noche antes. La constante en la fila de centenares de poblanos eran las sombrillas, destacaban las que portaban los colores de la coalición política Puebla Unida que con sus colores azul, amarillo y blanco cubrían a los espectadores. Una ficha otorgada por burócratas, al parecer de la Secretaría de Transportes, significaba su pase de entrada a la diversión que por lapso de 20 minutos podían apreciar la zona de Angelópolis desde una altura de 80 metros. Personal de la empresa de seguridad privada Tecno Pro Puebla custodiaba las inmediaciones del juego mecánico y a falta de empleados, se encargaron de dar informes sobre los horarios para poder subirse. Los más pudientes esperaban la entrega de fichas bajo la sombra del café CoffeYork, de la misma franquicia que el que se encuentra en la zona de Los Fuertes y único negocio de alimentos en la zona de la rueda de observación, aquí la gente consumía paninis que superan los 70 pesos. En punto de las 19 horas, la espera terminó, después de casi ocho meses desde que se dio a conocer la llegada de una rueda de la fortuna a Puebla, los habitantes de la Angelópolis pudieron disfrutar gratis el juego mecánico que costó 200 millones de pesos.