Luis Dinorín EL CUEXCOMATE ha sido testigo del paso de los años, un sitio que en el nombre lleva parte de la herencia prehispánica -pues la voz pertenece al náhuatl, cuyo significado es “olla de barro”-, misma que se fusiona con el presente, al ser un sitio cuya referencia turística lo hace un lugar de visita, montículo que reposa en la junta auxiliar La Libertad. De acuerdo con datos históricos, el volcán nació después de una erupción violenta del volcán Popocatépetl en el año 1064, y es considerado el volcán más pequeño del mundo con apenas 13 metros de altura y un diámetro de 8 metros, compuesto por agua sulfhídrica y lava, situado a 2 mil 150 metros sobre el nivel del mar. En su interior existen algunos túneles por donde corre agua de La Malinche: uno se dirige a la ciudad de Atlixco y otro a Cholula. Antes de la mejora del sitio, el parque que se encontraba cerca del Cuexcomate era un sitio del cual el vandalismo se apoderó, por lo que lejos de fomentarse las visitas, la gente temía pasar por el lugar. A lo largo de seis meses se llevó a cabo la rehabilitación del sitio. Algunos de los trabajaos consistieron en escarbar un poco para que el agua saliera a flote y se colocó un sistema de bombeo para evitar el olor desagradable del azufre al interior del volcán, informó Yolanda Beatriz Portugal Guzmán, empleada del módulo de Anfitriones Turísticos perteneciente al municipio de Puebla. El “volcancito” es visitado por turistas nacionales y extranjeros todos los fines de semana, sobre todo en Semana Santa, donde la gente se sorprende al verlo renovado. Para introducirse en el Cuexcomate hay que subir por 33 escalones y descender 75 escalones en una escalera metálica de caracol que lo dirigirán a su interior.