Sábado 22 Septiembre 2012
 Parece que ocurrió ayer  José Manuel CUATE [gallery link="file"] “Lo único seguro que tenemos, es la muerte” relata Don Jorge Luis Hernández Jiménez, poblano sobreviviente tras el terremoto del 19 de septiembre de 1985, en el Distrito Federal donde murieron miles de personas. Aquel día marcó mi vida para siempre, el ver gente llorando, desesperados por encontrar a su familiar con vida, cuerpos ensangrentados, personas suplicando ayuda, el ver una ciudad destruida, te cambia la forma de ver las cosas. Era jueves, termine de trabajar a las 4 horas luego de cantar, porque yo canto en un grupo musical, después me fui a mi departamento para descansar un rato, apenas y conciliaba el sueño cuando escuché un ruido espantoso, eran las 7 horas, las paredes se movían. El ruido de las sirenas se escucharon, entonces salí de ahí antes de que me quedara atrapado. Gracias a Dios no me pasó nada, vivo para contarlo. Pero la pesadilla estaba afuera, es lo peor que han visto mis ojos, fue la peor pesadilla de la historia, a unas calles encontré gente muerta, casi tropezaba con ellos, pues no se veía nada, el polvo hacía que vieras todo color blanco. Entonces me detuve y también participe con la ayuda de mis hermanos, porque en ese momento reflexionas, “eso me pudo haber pasado pero estoy vivo”. Jacobo Zabludovsky, empezó a narrar que en ese momento se caía el hotel Regis que fue el hotel más afectado del centro de la ciudad de México, ahí murió un amigo mío también poblano, era guitarrista, se llamaba Raúl Colonier. Aquel día no hubo ningún medio de comunicación, todos los servicios los suspendieron, gas, luz, agua, ¡todos como locos, todos desesperados!. Después de cuatro días encontraron a mis familiares, Elsa Segura y su esposo Corinto murieron aplastados en un edificio donde vivían, ese día a ella la encontraron en el elevador y a él en el coche. Ambos en estado de putrefacción. Creo que llevarían a su hijo a la escuela, pero todos murieron. En la calle y de los escombros sacaban los cadáveres, aplastados, muertos, otros ya descompuestos, luego los trasladaban al estadio de futbol donde estaba repleto de personas sin vida, había mucha gente para reconocer a sus familiares, pero el olor era insoportable.  Solidarios   En México toda la gente es muy solidaria, los cuerpos de rescate, la Cruz Roja, Cruz Verde, todas las dependencias, las patrullas apoyaban, los helicópteros llevaba a los heridos, los bomberos, taxistas, todos muy solidarios. Quizá veían tristeza en los rostros, muchas personas no sabían a donde ir, pues ya no tenían nada, sus hogares ya no existían, y sus familiares estaban muertos. Aquel día la persona con la que compartía la casa me dijo una frase que años después recuerdo con claridad “el hombre se tarda miles de años en tratar de controlar la naturaleza, y a la naturaleza le bastan unos segundos para demostrar su fortaleza”. Sabes, por mucho que hagamos para intentar prevenir un desastre no hay poder humano que la pueda controlar. Aquel día de horror, tenía 25 años de edad y, después de 27 años del temblor me parece que ocurrió ayer, sobreviví y te repito le agradezco a Dios. Se queda viendo fijo pero no dice nada, supongo que recuerda el suceso con claridad como aquella mañana. Te digo, sólo tenemos una oportunidad de amanecer, a veces somos soberbios y no nos damos cuenta de lo que tenemos a nuestro alrededor, un apretón de manos, un beso, una sonrisa, hay que valorarlo. No sabemos cuándo será el último día. Valoremos a nuestra familia. El pueblo mexicano siempre está en cualquier siniestro, los mexicanos somos bien guerreros, siempre ha mostrado su solidaridad, nos quitamos la camiseta y damos todo para apoyarnos. Ahora ve al techo suspira y Don Jorge, de 52 años de edad, concluye la entrevista. Aquel día murieron entre 35 y 40 mil personas a causa del terremoto que se registró minutos después de las 7 horas, con una magnitud de 8.1 en la escala de Ritcher y, con una duración de alrededor de dos minutos.