Promueva a sus candidatos

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Ramón Zurita Sahagún


Febrero 21, 2022

La política en México se transformó en pocos años, se pasó de personajes iracundos, irascibles, prepotentes, saqueadores, mentirosos, con pocas excepciones de hombres y mujeres a sujetos estrafalarios y cómicos que simplemente buscan el poder. 

Si en el pasado no tan lejano existieron tipos fantoches, bravucones y palurdos (hay que recordar que la política fue durante muchas décadas parte de la misoginia), en la actualidad las cosas parecen parte de una comedia sarcástica en la que alzan la mano para ser protagonistas de la actividad política hombres y mujeres que recurren a juegos de todo tipo para acercarse a sus propósitos. 

Son mujeres (las menos) y hombres (los más) que por un golpe de suerte lograron insertarse en cargos claves, la mayoría de elección popular, que según creencias propias los acercan a la cúspide de los cargos públicos. 

A diferencia del pasado en que los personajes folclóricos sabían que llegaban a lo más alto del pedestal al que podían aspirar, sin soñar siquiera con la Presidencia de la República. 

Cada quien sabía de sus limitaciones y que si bien llegaban al Poder Legislativo o a los gobiernos estatales se debía a su cercanía con el poder máximo o a los favores otorgados y que les eran recompensados de esa forma. 

La lista es interminable, pero se pudiera ejemplificar con algunos como Gonzalo N. Santos, el llamado Alazán Tostado, quien ejerció un cacicazgo en san Luis Potosí y entraba y salía del Congreso de la Unión, además de manipular a los gobernadores que le siguieron en la administración estatal de aquella entidad. Las broncas de las elecciones y el robo de urnas fueron parte de su contribución al desarrollo del país. 

Rubén Figueroa Figueroa fue un caciquil transportista que basó su fortuna en ello y aportaba a las campañas políticas las unidades necesarias para el desplazamiento de los candidatos y sus acompañantes en cada proceso electoral que le correspondió. 

Óscar Flores Tapia fue otro personaje folklórico que gobernó Coahuila, aunque no terminó su gestión, pero dejó muchas anécdotas para la posteridad. 

Los tres fueron personajes bravucones, con limitantes políticas, pero que sabían que papel jugar en la actividad del México de entonces. 

Ninguno de ellos ni de otros personajes que los sucedieron aspiró siquiera a la candidatura presidencial del entonces poderoso partido tricolor. 

Sin embargo, en la actualidad hay una serie de personajes estrafalarios que alzan la voz para manifestar su aspiración presidencial. 

Los hay de todos los cortes y en un país en que la libertad de expresión está consagrada en la Constitución, se respeta su derecho a decir sus oscuras y secretas ambiciones. 

Y es que si de hablar de ambiciones se trata, hay unos que las revelan y otros que las guardan. 

El más notorio de ellos es un personaje surrealista apodado el Bronco y que gobernó Nuevo León por seis años y que ya participó una vez en un proceso electoral presidencial y quedó muy por debajo de sus expectativas y que busca una segunda oportunidad. De su quehacer dan cuenta sus gobernados que lo padecieron seis años. 

Cuauhtémoc Blanco, un ex futbolista que basado en su popularidad como tal aprovechó para ser alcalde de Cuernavaca y gobernador de Morelos, cargos públicos que no le correspondían por no reunir los requisitos de residencia, pero que alentado por una serie de vividores, confían en que esa misma popularidad le permita contender por la Presidencia de la República. 

Samuel García, gobernador de Nuevo León es otro de esos personajes que de súbito alcanzan el umbral de la fama. Samuel conoce un poco más de política que los anteriores, pero también sabe de los recursos y trucos necesarios para obtener una victoria electoral. Él está siendo asesorado para cumplir con las expectativas fijadas y proyectarse a la nominación presidencial. 

Por último de los personajes que aprovecharon la ola obradorista está Lily Téllez, una ex lectora de noticias que montada en la popularidad del hoy Ejecutivo federal alcanzó un escaño de mayoría en el Senado de la República, para después convertirse en fiera adversaria del Presidente que la encumbró y hoy se presenta como aspirante a la candidatura presidencial. 

¿Qué tal la baraja de aspirantes? Si les gustan promuévalos, que tal que uno de ellos cumpla con su sueño. 

 

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