Facebook entra al juego de las sanciones internacionales

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Barthélémy MICHALON


Septiembre 01, 2018

Este lunes, la ONU acusó al líder del ejército birmano de actos de genocidio. Pero lo que realmente captó la atención mediática ese día fue la cancelación por Facebook de su cuenta.

El que ambos sucesos hayan ocurrido el mismo día no fue casualidad, pero el orden de los mismosy el muy poco tiempo entre uno y otro ameritan unos comentarios.

Primero, algo de contexto: en Myanmar (o Birmania), la minoría étnica Rohingya ha sufrido discriminaciónpor décadas. En agosto del año pasado se desataron actos de extrema violencia contra este grupo,causando 25 mil muertes y el desplazamiento de 700 mil personas a países vecinos, sobre todo Bangladesh.

El reciente reporte del Consejo de Derechos Humanos de la ONU designa al ejército como responsable de alentar estos crímenes, cuando no los cometió directamente. Concluye con la recomendación de presentar a seis altos mandos del ejército, designados por sus nombres, ante la Corte Penal Internacional o un tribunal ad hoc para ser juzgados por varios crímenes, incluyendo el de genocidio.

Este documento, que describe las violaciones a los Derechos Humanos y presenta evidencias del involucramiento de las fuerzas armadas, incluye también un párrafo sobre Facebook. Ahí, la red social es considerada como una herramienta efectiva para difundir el odio y la empresa como tal recibe críticas por la "lentitud e ineficacia" de su respuesta ante ello.

Esta referencia puede explicar, por lo menos en parte, por qué la empresa californianadecidióactuar con más determinación. Sin embargo, cabe recordar que Facebook lleva años siendo acusada de ser un vehículo para mensajes de odio y/o falsas noticias, con una clara intensificación de la presión en su contra en meses más recientes. En varios países de Asia, entre ellos la India, Sri Lanka y Myanmar, sus servicios de red social y de mensajería han sido utilizados para provocar y organizar movimientos de violencia contra minorías étnicas. En un principio la empresa fue capaz de ignorar los llamados a adoptar una política más responsable, pero la magnitud y la repetición de estos sucesos, así como la degradación de su imagen en otras partes del mundo por una variedad de motivos, le impidió seguir por este camino.

Estos antecedentes nos ayudan a entender por qué la decisión de cerrar las cuentas Facebook de varios militares tiene un importante valor simbólico: intenta ahora romper con esta imagen de una corporación indiferente a las consecuencias concretas del uso de su red virtual. En su comunicado oficial, la empresa del pulgar levantado admite esta "lentitud", solamente para en la misma frase enfatizar los progresos que, según asevera, ha logrado en tiempos recientes. El cierre de estas cuentas – que por primera vez afecta a líderes políticos o militares – pretende ser la parte visible de una serie de cambios que buscan contrarrestar la difusión de mensajes de odio.

Más allá de lo simbólico de esta decisión están también sus efectos prácticos. En Myanmar al igual que otros países de la región, la mayoría de los usuarios acceden al Internet solamente a través de Facebook, por lo que la eliminación de su cuenta significauna pérdida de visibilidad y capacidad de comunicación. Una consecuencia muy dañina para el comandante en jefe del ejército, quien contaba con millones de seguidores y parece tener altas ambiciones políticas en el mediano plazo.

Si bien tiene sentido, esta decisión no deja de sorprender.

Primero: Facebook ha justificado su decisión con base en el contenido del reporte de la ONU y con el argumento de que, según sus propias palabras, quería "prevenir" la difusión de mensajes que pudieran aumentar el nivel existente de tensiones interétnicas en el país. Suena razonable, pero este énfasis en la prevención rompe con la práctica anterior, que no se basaba en la existencia de un riesgo sino en la publicación efectiva de mensajes violatorios de las "reglas de la comunidad" o las leyes nacionales.

Segundo: pasaron pocas horas entre la publicación del reporte de la ONU y el anuncio por Facebook del cierre de los perfiles. Además, los seis militares designados en el informe son lasmismaspersonas que tuvieron sus cuentas canceladas. Este muy breve lapso de tiempo, así como este alineamiento en cuanto a los "blancos", deja vislumbrar una forma de coordinación, sea formal o tácita, entre las dos organizaciones: ¿será que a Facebook se le dio a conocer de manera anticipada el contenido del documento (y el hecho de que venía mencionado en él), con la "sugerencia" de actuar de manera más decisiva en el caso birmano? ¿Será más bien que Facebook está extremadamente atento a las publicaciones del Consejo de Derechos Humanos de la ONU y determinado a respaldarlas por medio de iniciativas propias?

Sea cual sea el caso, no cabe duda de que el involucramiento de Facebook en el ámbito político acaba de alcanzar un nuevo nivel.

 

* Profesor de tiempo completodel Tecnológico de Monterrey en Puebla, en la carrera de Relaciones Internacionales – [email protected]. La opinión expresada en este artículo es responsabilidad del autor y no refleja el punto de vista del Tecnológico de Monterrey. 

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