Migración y literatura

La migración también ha dejado su huella en la literatura, pues ésta también habla del contexto y la época en la que se vive.

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Agencias | La literatura es el reflejo de lo que está pasando en el mundo, un mundo que no deja de migrar. Migración y literatura

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En estos tiempos, donde la migración es un tema del que se habla a diario, donde miles tratan de cruzar la frontera todos los días en busca de una vida mejor, donde el presidente Donald Trump, a pesar de la crisis sanitaria que se vive en todo el mundo, no ha dejado de expulsar migrantes, es imposible no hablar de ello desde otra perspectiva.

La literatura es un reflejo de lo que está pasando en el mundo. Así como en el siglo XIX, lo que se pretendía en la producción de esa época era la generación de una identidad nacional, en las últimas décadas se busca dejar un registro de los procesos migratorios que se viven desde Latinoamérica hasta Estados Unidos.

Un proceso que empezó desde los sesentas, y que queda reflejado en novelas como La casa en Mango Street, de Sandra Cisneros, donde cuenta la vida de Esperanza Cordero, una adolescente hija de mexicanos que migraron a Chicago, donde vive en el barrio latino, junto a chicanos y puertorriqueños.

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La novela de 1984 habla sobre la búsqueda de una vida mejor y encontrar su identidad, que no resulta completamente americana, ni mexicana; más bien chicana.

Jozé Olivarez, un poeta, también de Chicago, hijo de una familia que emigró a Estados Unidos en 1987, se encuentra en la misma búsqueda que Cisneros y que Esperanza Cordero. Su primer libro, CItizen Illegal (2018) gira en torno a la configuración de lo que significa ser hijo de latinos nacido en Estados Unidos.

A través de su obra poética, donde utiliza un lenguaje sencillo, además de mezclar el inglés con el español, cuestiona su identidad como ciudadano (legal) o migrante (ilegal).

Con temas que van desde la religión, el color de piel, el basquetbol, la cultura pop o las reuniones familiares, Olivarez busca expresar su manera de concebir el mundo desde el no ser ni mexicano ni estadounidense, sino una mezcla de ambos y un poco más. Puedes encontrar algunos de sus poemas aquí.

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Valeria Luiselli, mexicana nacida en 1983, también se ha propuesto a hablar de la migración desde otra perspectiva. En su libro de ensayos Los niños perdidos (Sexto piso, 2016) cuenta su experiencia como traductora para los niños migrantes, en la corte de Nueva York, a partir de la crisis migratoria de 2014, y su búsqueda para conseguir no ser deportados e, incluso, conseguir la ciudadanía.

A través del cuestionario de 40 preguntas que se les hace a los niños, para tratar de formar un caso favorable, Luiselli relata algunas de las historias que acompañó, además de dar un panorama de las causas por las que, a veces, migrar es la única opción que los niños tienen.