Una mujer científica no es un ratoncito de laboratorio mal pagado: Griselda Corro Hernández
Nivel III del SNI, es autora de siete patentes, 80 publicaciones internacionales y un libro. Su trabajo ha sido referido en más de mil 700 citas.
Desde hace algunas décadas es visible el aumento exponencial de las mujeres en la ciencia; sin embargo, aún existe una disparidad numérica importante entre hombres y mujeres. Griselda Corro Hernández, del Instituto de Ciencias de la BUAP (ICUAP), alcanzó hace poco más de un año el nivel III del Sistema Nacional de Investigadores, con lo cual ingresó a ese reducido y selecto número de académicos del país, donde las mujeres no rebasan el 10 por ciento. Egresada de la Licenciatura en Química de la BUAP, en 1997, más tarde graduada como maestra en Fisicoquímica, por la Universidad Autónoma Metropolitana, y del Doctorado de Estado, por la Universidad de Poitiers, Francia, ingresó a la BUAP en 1997, hoy adscrita al Centro de Química del ICUAP, desde donde ha hecho ciencia en una de las áreas estratégicas para asegurar el futuro del planeta. La emanación de gases tóxicos generada por todas las formas de transporte representa el 80 por ciento del total de contaminantes atmosféricos. En su Laboratorio de Catálisis y Energía del ICUAP, la doctora Griselda Corro desarrolló una metodología económica y eficaz para producir biocombustible, aprovechando la energía solar como alternativa a los procesos donde se usan petróleo, carbono y gas natural. Para la generación del biocombustible utiliza aceite reciclado que desechan en restaurantes o lugares donde se hacen frituras. Si bien desde hace muchos años se sabe que se puede producir con aceite un combustible, la innovación de su técnica consiste en el proceso fotoactivo: es decir, no usa electricidad para los métodos de reacción, sino energía solar. A lo largo de 25 años de carrera docente y científica en la BUAP, Griselda Corro Hernández, Premio en Tecnología y Ciencias de la Ingeniería, del Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología de Puebla, en 2005, ha cosechado -entre otros resultados- siete patentes autorizadas y siete solicitudes de patente, y la publicación de su libro Biodiésel para un planeta limpio y transparente. La también Premio Nacional IMIQ Ing. César O. Baptista Montes al Trabajo Técnico de Excelencia en Ingeniería Química, en 2002, quien pertenece al Cuerpo Académico 240 Catálisis y Energía, donde desarrolla las líneas de investigación clúster biodiésel avanzado, purificación fotocatalítica del agua y fotosíntesis artificial para la producción de hidrocarburos, entre otras, es autora de 80 publicaciones científicas internacionales indizadas y nivel III del SNI desde diciembre de 2020. Su trabajo ha sido referido en más de mil 700 citas. En la opinión de la destacada investigadora, para quien una mujer científica “no es un ratoncito de laboratorio mal pagado”, su mayor contribución a la BUAP y a la ciencia es el proceso de producción de biodiésel usando únicamente la radiación solar como fuente de energía. Apoyada por la BUAP y por el Fondo Sectorial Conacyt -Secretaría de Energía-Hidrocarburos (SENER), un fideicomiso que atiende las problemáticas y oportunidades en materia de hidrocarburos, la doctora Corro logró la instalación de una planta piloto en el Ecocampus Valsequillo, conformada por cuatro reactores que producen 250 litros por día de biodiésel, mediante la luz del sol, por lo cual no hay vapores, no contaminan y no utilizan altas temperaturas. El resultado: un biodiésel con un alto índice de pureza. “La idea es brindar alternativas al desabasto de combustibles fósiles, pero sobre todo contribuir a los problemas de contaminación. Se trata de un proceso muy noble que ayudará al medio ambiente, a las especies y por supuesto al ser humano”, expresa la doctora Griselda Corro, cuya innovación es inagotable y hoy busca emular el proceso natural de la fotosíntesis.
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