El pasado 8 de marzo se realizaron cinco marchas en la ciudad de Puebla, para exigir justicia por todas las víctimas de violencia de género y feminicidios en la entidad poblana.

Una que llamó la atención fue la “Marcha Separatista”, encabezada por el Bloque Negro, el Frente Feminista Radical y la Resistencia Lésbica, agrupaciones que realizaron actos de iconoclasia para hacer visible su lucha.

En ese sentido, la activista del feminismo Marisol Calva explicó la diferencia entre actos de vandalismo e iconoclasia:

“El vandalismo es un acto de destrucción que no respeta cosa alguna, la alteración del patrimonio sin ningún objetivo más que destruir… Mientras que la iconoclasia involucra la intervención de imágenes, monumentos o paredes con el objetivo de atraer la atención por una demanda específica.”

De acuerdo con ella, en el caso de las marchas feministas, la iconoclasia tiene como objetivo exigir justicia por las víctimas de violencia de género, desapariciones y feminicidios, o para exigir que las mujeres puedan decidir sobre sus cuerpos.

La iconoclasia no es una práctica nueva. Su primera aparición data del periodo bizantino, cuando se mandaron a destruir monedas con imágenes cristianas, para cambiarlas por otras con características islámicas.

Algo que le sorprendió de la iconoclasia de este año, es que las mujeres empezaron a escribir en los muros los nombres de sus agresores, algo que le da más sentido a esta práctica.

Asimismo, recordó que en México se ha practicado la iconoclasia, incluso cuando las mujeres exigían su derecho al voto a mediados del siglo XX.

“La diferencia entre vandalismo e iconoclasia es el objetivo con el que se realiza,” finalizó.

¿Qué es la iconoclasia?

La iconoclasia es la intervención de símbolos o monumentos con fines políticos o ideológicos, algo que es común de ver en distintos tipos de manifestaciones.

Se trata de una acción realizada a lo largo de la historia por distintos movimientos sociales que persiguen un cambio en el gobierno o en el sistema.