15 de diciembre se celebra el Día Mundial del Otaku
Fecha que, aunque no es oficial, está muy extendida en redes sociales.
Los aficionados al manga y al anime celebran porque el 15 de diciembre se celebra el Día Mundial del Otaku, una fecha que, aunque no es oficial, está muy extendida en redes sociales. El primer registro del Día del otaku del 15 de diciembre se remite a 2010, en la web Tumblr, aunque dados los cambios de la misma parece que dicho post acabó por perderse.
Astroboy/Web
La palabra otaku (persona adicta a los cómics japoneses) viene del japonés お宅 (o- taku = casa). Recibe este nombre, pues igual que a quienes catalogamos como "nerds" y "geeks", se pasan bastante tiempo frente a una pantalla o revista y no salen de sus casas. A menos que sea para convenciones de cómics o reuniones de club de fans. En la jerga moderna del Japón, el término otaku se refiere a un fan obsesionado de cualquier tema en particular. Habría entonces otakus del cine, literatura, ciencia y otro sin fin de áreas a las que aficionarse.
Tras el boom de la producción de animación japonesa de los 80's y 90's, empezando con Astroboy, la influencia de los personajes e historias de los ánimes y mangas fue profunda en todo el mundo occidental, y ganando fuerza principalmente entre las generaciones jóvenes. Hoy difícilmente encontraríamos a un "millenial" o incluso a un adulto de la generación "X" que no sepa quién es Gokú, o que no disfrute, aunque sea en soledad, de algún capítulo de su ánime favorito. Buena cantidad de personas hemos desarrollado una "hibiridación cultural", de forma que fácilmente podemos identificar lo "otaku" y apropiarnoslo. En este punto cabe hacer la aclaración de que un "manga", o libro en japonés, hace usualmente referencia a las historias impresas en revistas y libros. Aunque en Japón la palabra se usa para cualquier publicación. También hay que mencionar que entonces un anime es un animación japonesa, muy comunmente inspirada directamente de un manga. La conformación de un grupo de fanáticos de lo otaku en México como tal se daría a principios de la década de 1990, cuando se dio la posibilidad de adquirir en la Ciudad de México productos relacionados al anime que con el tiempo se convertirían en objetos de culto que han sido revalorizados, procedentes tanto de la tradición norteamericana de las historietas como del Japón.
Kimetsu No Yaiba/Web
Según un artículo de investigación de Tanía Lucía Cobos, titulado Animación japonesa y globalización: la latinización y la subcultura otaku en américa latina (2010), menciona: “Los otaku son tanto hombres como mujeres, sus edades oscilan entre los 12 hasta más allá de los 40 años. Los hay de diferentes tipos, desde aquellos asociales que los que manejan su afición de una forma socialmente aceptable. También se caracterizan por tener una posición más crítica ante el discurso hegemónico de consumo, se alegran y se entristecen con los mangas que leen y los anime que ven y pueden extraer patrones de comportamiento y de pensamiento y aplicarlos en su vida diaria”, escribe. En definitiva, la influencia del anime en México ha sido duradera, pudiéndosele criticar o minimizar, pero no negar una historia cultural en el país, reconociéndosele en algunos casos cierto valor artístico, aunque ello sería motivo de otra investigación. El anime en México ha incorporado largas y complejas historias que involucran sentimientos positivos y negativos, venganza, amor y frecuentemente moralejas, pasando a formar parte de lo urbano de nuestro tiempo actual.
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