La igualdad entre hombres y mujeres se establece, como derecho, a través del artículo 4º de la Constitución; a su vez, el artículo 1º prohíbe toda forma de discriminación, lo que constituye el principio complementario del derecho a la igualdad:

“Sólo habrá igualdad de género si no hay discriminación contra las mujeres”

La aprobación de la Declaración Universal de Derechos Humanos por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948 marcó un hito importante en la promoción de la igualdad de género.

Este documento histórico reconoció que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos, sin importar su raza, color, sexo, idioma, religión, origen nacional o cualquier otra condición.

En respuesta al creciente impulso del movimiento feminista en la década de 1970, la Asamblea General de la ONU designó el año 1975 como el Año Internacional de la Mujer.

Durante este año, se llevó a cabo la primera Conferencia Mundial sobre la Mujer en Ciudad de México, sentando las bases para el reconocimiento y la promoción de los derechos de las mujeres a nivel internacional.

Como resultado de esta conferencia, se estableció el Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer (1976-1985), un período dedicado a promover la igualdad de género y a abordar las diversas formas de discriminación que enfrentan las mujeres en todo el mundo.

También se creó el Fondo de Contribuciones Voluntarias para el Decenio, con el objetivo de movilizar recursos y apoyo para la implementación de programas y proyectos que promovieran la igualdad de género.

En 1979, la Asamblea General de la ONU adoptó la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés).

Este tratado internacional es considerado como una Carta Internacional de Derechos Humanos para las mujeres, ya que define de manera exhaustiva la discriminación contra las mujeres y establece un marco legal para su erradicación.

La CEDAW reconoce la importancia de la cultura y la tradición en la configuración de los roles de género y las relaciones familiares, y también es el primer tratado de derechos humanos que ratifica los derechos reproductivos de las mujeres.

En 1980, tuvo lugar la Segunda Conferencia Mundial sobre la Mujer en Copenhague.

Durante esta conferencia, se adoptó un Programa de Acción que instaba a los gobiernos a tomar medidas más enérgicas para garantizar que las mujeres tuvieran el derecho de poseer y controlar la propiedad, y se impulsaron mejoras en sus derechos en áreas como la herencia, la custodia de los hijos y la pérdida de la nacionalidad.

Estos hitos y esfuerzos a nivel internacional han contribuido a promover la igualdad de género y a reconocer los derechos y la dignidad de las mujeres en todo el mundo.

A pesar de los avances logrados, aún persisten desafíos significativos en la lucha por la igualdad de género, y es necesario continuar trabajando hacia sociedades más justas e inclusivas para todas las personas, sin importar su género.