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El 8M Puebla se tiñó de morado: gritos feministas resuenan en las calles
Salma Torres
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El 8M Puebla se tiñó de morado: gritos feministas resuenan en las calles

 
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La consigna “¡Alerta, alerta, alerta al que camina! ¡La lucha feminista por América Latina! ¡Y tiemblen, y tiemblen, y tiemblen los machistas! ¡Que América Latina será toda feminista!” se vivió notoriamente durante la conmemoración del 8M en Puebla, que paralizó durante todo el día diversos puntos del primer cuadro de la capital.

En el Día Internacional de la Mujer, miles de mujeres, feministas y más personas acudieron a las convocatorias de diferentes colectivas para asistir a marchas que tuvieron como puntos clave la Fiscalía, el Congreso del Estado, el Zócalo capitalino y el reloj de El Gallito.

Desde antes del mediodía y hasta finalizar la jornada, en Puebla se pudo oír la voz de las, los y les manifestantes que, si bien marchaban por diversos motivos, tenían un objetivo en común: exigir el fin de la violencia de género, justicia para sus víctimas e igualdad de derechos.

Marcha pacífica del Colectivo Voz de los Desaparecidos

El Colectivo Voz de los Desaparecidos convocó a una marcha pacífica a las 10 de la mañana en conmemoración del Día Internacional de la Mujer, cuyo punto de partida fue la Fiscalía General del Estado de Puebla (FGE).

A pesar de que integrantes del colectivo y otras colectivas feministas se encontraban en el punto para dirigirse hacia el Zócalo capitalino, la manifestación tuvo que retrasarse debido a la presencia de otra marcha organizada por la 28 de Octubre.

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Por ello, a las 11 de la mañana María Luisa –líder del colectivo–, dio un mensaje con megáfono justo frente a las inmediaciones de la Fiscalía, donde exigió a las autoridades investigar y actuar ante las desapariciones forzadas.

“Responda y trabaje en la investigación en el esclarecimiento de los hechos, de las desapariciones de los feminicidios, en contra de los delitos cometidos en agravio de las mujeres de sus hijos de sus hijas de todas las familias”, expresó.

Asimismo, resaltó que esta manifestación se llevaba a cabo no solo por las mujeres desaparecidas, sino también por todas las madres, hijas, amigas y parejas que siguen buscando a un ser querido.

Después de la participación de María Luisa se realizó una misa para pedir por las y los desaparecidos, durante la cual se refirió que a las familias de este colectivo las mantiene de pie la Fe.

A la marcha también asistió la batucada feminista, quienes además de entonar consignas corearon algunas canciones alusivas a la desaparición de algún ser querido, tales como “Amor Divino” y “Hasta la Raíz”.

Además, la manifestación no fue separatista, pues asistieron mujeres, hombres, niñas y niños, en su mayoría con la fotografía e información de alguna persona desaparecida.

Después de caminar por diversas calles, arribaron al Centro Histórico alrededor de las 12:40 de la tarde, sin embargo, hubo que esperar de pie durante 20 minutos unas calles antes de llegar al Zócalo, debido a que la organización 28 de Octubre estaba manifestándose en ese momento.

Por fin, fue a la 1 de la tarde cuando pudieron llegar al Zócalo y dieron por finalizada la marcha, pero su paso por la capital continuó observándose en las cruces que algunas familias dejaron tanto al exterior de la Fiscalía como del Congreso del Estado de Puebla.

Ruta separatista del Frente Feminista Radical

Frente Feminista Radical, Ajolotas Revolucionarias, Morras sororas, Histéricas e Históricas partieron en conjunto a las 3 de la tarde desde la Fiscalía General del Estado (FGE) con dirección al Congreso del Estado.

Pero antes de comenzar, desde la 1 de la tarde, se llevó a cabo una mercadita feminista en donde mujeres emprendedoras podían llevar sus productos o servicios y ofrecerlos a las manifestantes. 

Las ventas incluían desde pañuelos y stickers, hasta maquillaje alusivo al 8M, snacks, bolis, entre otros elementos. 

Durante el tiempo que permaneció la mercadita también había algunas mujeres que preparaban sus pancartas hechas con cartulina y plumones, mientras encapuchadas del bloque negro supervisaban los puestos, el bienestar de las demás y que no hubiera presencia de ningún hombre cerca del contingente.

También se realizó un tendedero de denuncias en el que no tardaron en aparecer las caras de algunos agresores; en pancartas, volantes, y paredes se leían sus nombres junto a las historias de sus víctimas. 

Cabe señalar que incluso antes de que empezaran a sonar las consignas, o de que se formarán los contingentes, ya había una valla de mujeres policías acordonando la fachada de la Fiscalía.

Una vez comenzó el recorrido hacia el Congreso, las consignas resonaban con eco por varias calles, entre pancartas que contaban historias y otras que clamaban por justicia.

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La marcha siguió su camino acordonado por las integrantes del bloque negro, que mientras aseguraban el recorrido también acompañaban a las que desearan expresarse realizando pintas o pegando carteles de denuncia hacia abusadores o deudores alimentarios.

Durante el resto del camino podían verse mujeres marchando con sus hijas, madres, hermanas, amigas y compañeras. Entre las manifestaciones artísticas más fuertes estaban las que eran en conjunto, tales como una madre que llevaba una camisa que decía “Estado, no me dejes gritar su nombre” mientras llevaba de la mano a sus dos hijas pequeñas.

Entre las consignas que más se escucharon estuvieron “Vivas se las llevaron, vivas las queremos”, “Pendejo, idiota, las niñas no se tocan”.

Además, a lo largo del recorrido, sobre todo llegando a las calles del Centro Histórico de Puebla, empezaron a salir por los balcones y puertas de los edificios: comensales y trabajadores de restaurantes, bancos, locales y espectadores que iban pasando, mientras acompañaban y alentaban el grito de las manifestantes.

Una vez en el Zócalo de la capital, un grupo de mujeres treparon las rejas de las instalaciones para colocar pañuelos verdes y morados en las estatuas de los ángeles, resignificando de esa forma el nombre de “Puebla de los Ángeles”.

Mas no todo fueron historias de esperanza, pues una vez en el Zócalo capitalino, mientras el contingente de la marcha inclusiva atravesaba la 3 Poniente, las mujeres que participaron en la manifestación radical se enfrentaron a agua, gas y extintores lanzados por elementos policiacos apostados frente a Palacio Municipal.

Ello debido al supuesto intento de tirar una valla metálica por parte de manifestantes. No obstante, después fue confirmado en un comunicado del Ayuntamiento que no fueron las mujeres quienes incitaron este acto, sino personas ajenas al movimiento.

“Los actos vandálicos no representan de ninguna manera a las miles de manifestantes que marcharon de manera pacífica, y este grupo de desestabilizadores no representa el movimiento”, señaló el comunicado.

De esa forma, tras los disturbios se logró el aseguramiento de dos hombres que alentaban actos violentos en una marcha que, hasta ese momento, había sido pacífica.

Sin embargo, durante los hechos sí hubo enfrentamientos y agresiones de personal policiaco hacia las manifestantes, ante lo cual colectivas como Red la Morada, REDefine, Mujeres Leyendo Mujeres y Rosa Evolución publicaron un comunicado propio, donde condenan las acciones a las que se vieron expuestas las mujeres que marcharon.

“Condenamos la represión generada por elementos de la policía municipal a las manifestantes de la marcha que cruzó por Avenida Reforma”, expresaron las colectivas, al tiempo que solicitaron la intervención del gobernador Sergio Salomón Céspedes y la Comisión de Derechos Humanos de Puebla (CDH) para investigar los hechos y garantizar que algo así no vuelva a ocurrir.

REDefine marcha por las mujeres, la diversidad y la inclusión

Poco después de las 5 de la tarde dio comienzo en el reloj de El Gallito, en Paseo Bravo, la marcha más grande y multitudinaria de todas a las que se dio cita en la capital poblana.

Al arribar al lugar se experimentaba una sensación de sororidad que invitaba a todas, todos y todes a participar y unirse al contingente de su elección, o al que más las representara.

Así, se encontraban personas de todas las edades, ya sea de la tercera edad; madres que acudían con sus hijas e hijos pequeños por primera vez, algunas incluso llevándoles en carreolas o cargando; jóvenes que experimentaron su primera marcha; o aquellas que hacen de las manifestaciones del 8M una tradición que no puede faltar cada año.

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Es más, durante un momento de la marcha, una pequeña niña se subió al alfeizar de una ventana a agitar una bandera feminista, lo cual provocó una ola de reacciones en las que se escuchaba a varias exclamar “esa morra sí me representa”.

Mas no solo ello, sino que el ambiente de inclusividad de la marcha se vio reflejado en la asistencia de una gran diversidad de personas, desde madres que luchan contra la violencia vicaria hasta una batucada formada por lesbianas feministas.

Los diferentes contingentes comenzaron a avanzar por la Avenida Reforma, entre la melodía compuesta por los tambores feministas y las consignas de lucha en contra de la violencia de género, la justicia para las víctimas de feminicidio y la igualdad de derechos.

En ese ambiente, las, los y les manifestantes coreaban en grupos frases que retumbaban en el centro de la capital. Podía escucharse cerca el grito “Ni una más, ni una más, ni una asesinada más”, o alejarse un poco y oír la súplica “Mujer, escucha, esta es tu lucha”.

Ello también estaba permeado por el humo de sahumerios que envolvía a las y los asistentes con su olor, así como por los carteles en el aire con frases como “Yo sí te creo” o “Sin miedo, juntas y libres”.

Pero las personas que acudieron a la marcha no eran las únicas que estaban en la calle. En el transcurso del recorrido, las miradas entre asistentes y espectadores se encontraban, ya sea al voltear a ver hacia balcones o restaurantes, fuera o dentro de negocios.

Aunque algunas personas grababan con sus celulares o miraban con indiferencia el paso de los contingentes, otras daban muestras de solidaridad: Afuera de un restaurante, una mesera agitaba un pañuelo morado como signo de apoyo a la causa feminista, mientras que en la entrada de Tiendas Rodríguez –irónicamente, la que se encuentra en el Centro Histórico frente a la catedral– las y los empleados salieron con telas moradas a expresar su apoyo a la marcha.

La solidaridad no terminó ahí. Esta se observaba claramente en toda mujer que en puntos estratégicos de la caminata ofrecía botellas de agua a las manifestantes, y de manera más sutil pero poderosa en las chicas que acompañaban a otras que no conocían los protocolos y marchaban por primera vez.

Al caminar, los edificios también se hicieron protagonistas de la historia, pues custodiándolos con escudos antidisturbios se encontraban mujeres policías a quienes constantemente se les increpaba con un "La policía no me cuida, me cuidan mis amigas", como método para visibilizar la falta de apoyo percibido ante casos de violencia contra la mujer.

Aunado a ello, en los inmuebles era fácil observar el contraste entre el blindaje realizado por autoridades para evitar actos de iconoclasia, y las pintas que diversas mujeres se acercaron a realizar ya sea con aerosol o con sus propias manos cubiertas de pintura.

De igual manera, una vez que la marcha continuó su caminata y giró hacia el Bulevar 5 de Mayo, se vio que las paradas del metrobús también estaban llenas de pintas y carteles de denuncia con fotografías y nombres de violadores o deudores alimentarios.

Y como respuesta a las críticas a las que feministas se enfrentan por practicar actos de iconoclasia cuando salen a marchar, había carteles con duras verdades en los que se leía “Es tu pared pero era mi amiga” o “Es tu pared pero era mi hija”.

Entre todo lo anterior, cerca de las 6:45 de la tarde los contingentes arribaron a las instalaciones de la Fiscalía General del Estado (FGE), donde se encontraron con más miembros de la policía y carteles con consignas y denuncias que tapizaban las inmediaciones del lugar.

En ese momento, las y los participantes se dispersaron en una gran variedad de grupos; por un lado se prendieron fogatas a cuyo alrededor las mujeres podían acercarse, tomar un megáfono y evidenciar actos de violencia de género a los que han tenido que enfrentarse.

Por otro lado, había mujeres que se paraban frente a Fiscalía, cara a cara con la policía, al mismo tiempo que repetían consignas feministas gritando a todo pulmón.

Y también había grupos más pequeños que iban de un lado a otro, se sentaban en banquetas o pasto y entraban en conversaciones mientras observaban los acontecimientos que se estaban desarrollando.

El ambiente sororo experimentado en la manifestación continuó en Fiscalía hasta que se hizo de noche, donde los gritos, el fuego y la exigencia de justicia se hicieron aún más evidentes.