La A/MGF se practica en algunas culturas como una tradición, es fundamental destacar los riesgos que conlleva y el daño que causa a las involucradas
La ablación o mutilación genital femenina (A/MGF) es una práctica que afecta a millones de niñas y mujeres en todo el mundo. Se estima que alrededor de 200 millones de niñas y mujeres han sufrido la escisión parcial o total de sus genitales externos, un acto que genera graves consecuencias para la salud física y mental. Este procedimiento, que busca supuestamente preservar la belleza, el honor y la castidad de las mujeres, no solo causa dolores insoportables, sino que también puede provocar hemorragias, infecciones, infertilidad y en algunos casos, la muerte. Aunque la A/MGF se sigue practicando en algunas culturas como una tradición, es fundamental destacar los riesgos que conlleva y el daño que causa a las niñas involucradas. Muchas familias permiten esta práctica en un intento de proteger el honor familiar y asegurar el futuro de sus hijas, ya que creen que, de lo contrario, serán discriminadas o rechazadas por su comunidad. Esto crea un ciclo de sufrimiento que se perpetúa generación tras generación, impidiendo a las mujeres alcanzar su pleno potencial. A nivel global, organizaciones como UNICEF han intensificado sus esfuerzos para erradicar la A/MGF. A través de la sensibilización, la educación y el apoyo comunitario, se busca cambiar la percepción de las familias y comunidades que practican esta violación a los derechos humanos. Uno de los desafíos al abordar esta problemática es el uso de los términos “mutilación” y “ablación”. Mientras que “mutilación” condena la práctica, “ablación” puede interpretarse como un término más neutral que no refleja la gravedad del acto. Por esta razón, muchas organizaciones, incluido UNICEF, han optado por emplear el término híbrido “ablación/mutilación genital femenina”, con el fin de mantener la atención en la vulneración de derechos humanos sin alienar a las comunidades que la practican. Es fundamental que las políticas públicas de salud y educación se alineen para erradicar la A/MGF. No solo es necesario que las leyes nacionales prohíban esta práctica, sino que también se debe garantizar que las comunidades tengan el apoyo necesario para modificar sus tradiciones sin miedo al estigma o exclusión social. La clave está en crear un entorno de igualdad de género y proteger a las niñas y adolescentes, ofreciendo alternativas que les permitan desarrollarse sin ser víctimas de prácticas dañinas. La lucha contra la A/MGF es una de las principales causas por las que organizaciones como UNICEF trabajan para hacer oír las voces de las niñas y asegurarles un futuro libre de violencia. Solo con educación y trabajo conjunto se podrá erradicar esta práctica, asegurando el derecho a la salud, la igualdad y la supervivencia de millones de niñas en todo el mundo.
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