Blue Origin, la empresa espacial del multimillonario Jeff Bezos, lanzó un cohete tripulado exclusivamente por mujeres
El pasado 14 de abril, el cielo fue testigo de un evento mediático que muchos llaman “un suceso feminista en la carrera oficial”. Blue Origin, la empresa espacial del multimillonario Jeff Bezos, lanzó un cohete tripulado exclusivamente por mujeres. Pero este evento, ¿fue un acto verdadero de empoderamiento femenino o fue un mero espectáculo con fines comerciales? La tripulación de este vuelo estuvo conformada por la cantante Katy Perry, las periodistas Gayle King y Lauren Sánchez, esta última prometida de Bezos, la astrofísica Aisha Bowe, la activista Amanda Nguyen y la cineasta Kerianne Flynn. El cohete, llamado New Shepard, cruzó la línea Kármán, ese punto imaginario que marca el inicio del espacio exterior. La hazaña representó un momento histórico: la primera vez en 60 años que solo mujeres abordaban una misión de este tipo, desde que la rusa Valentina Tereshkova voló en 1963. Pero surge una duda en si realmente fue un avance en la equidad de género en el espacio o si solo fue una puesta en escena. ¿Qué fue lo revolucionario de este viaje?Este evento causó controversia en redes sociales, algunos celebraron el vuelo como un símbolo de inclusión, otros alegaron que entre las mujeres que viajaron se encuentra la pareja del dueño de la empresa, quien no es cientifíca ni técnica dentro del mundo espacial. Cabe destacar que Katy Perry compartió que se preparó para el viaje leyendo sobre teoría de cuerdas y escuchando a Carl Sagan. ¿Turismo espacial o inclusión en el espacio?La crítica más dura proviene de quienes señalan que este tipo de vuelos son, en realidad, una forma de turismo de lujo disfrazado de progreso. Un club exclusivo de millonarios que se venden como pioneros, mientras el resto del mundo apenas sobrevive en la Tierra. Te puede interesar:Mujeres en Disney: de princesas pasivas a protagonistas poderosas Detrás del discurso de “romper techos de cristal” en el espacio, hay contratos millonarios, publicidad global y un claro objetivo: posicionar a Blue Origin como la empresa líder en turismo espacial. Y si para eso hay que colgarse del feminismo, pues adelante, parecen decir. Si el verdadero objetivo es impulsar la igualdad, quizá habría que empezar por abrir más oportunidades para científicas, ingenieras y astronautas reales.
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