Ante el alarmante incremento de contagios relacionados con la variante Delta del COVID-19, los Centros para la Prevención Y Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) se vieron obligados a replantear su postura en las recomendaciones sobre el uso del cubrebocas. 

En las áreas de alto contagio de Estados Unidos, la autoridad sanitaria estadounidense volvió a recomendar el uso del cubrebocas en los en espacios públicos interiores y las escuelas. Tanto para vacunados y no vacunados. 

Hace poco la postura era muy distinta. El CDC comunicaba que las personas que hubieran cubierto su esquema de vacunación podían dejar de usar cubrebocas en los espacios cerrados. Apenas unas semanas todos los mensajes del CDC apuntaban hacia una vuelta gradual a la normalidad.

En abril, cuando avanzaba la campaña de vacunación, el organismo relajó las normas y declaró que ya no era necesario el cubrebocas a menos que las personas estuvieran en espacios cerrados o en medio de una multitud. En mayo las relajó aún más, afirmando que quienes estuvieran totalmente vacunados ya no necesitaban el cubrebocas ni siquiera en medio de una multitud o en interiores, en la mayoría de casos.

Ésta postura enfrentó duras críticas de expertos en el área, que sostuvieron lo prematuro del plan cuando aún un tercio de la población en Estados Unidos no ha sido vacunada.

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Fue necesario revisar nuevos estudios “preocupantes”, que indicaron que “en casos excepcionales, algunas de las personas vacunadas e infectadas con la variante delta pueden ser contagiosas”.

Los casos de contagios se han elevado a más de 50,000 por día, prendiendo de nuevo las alarmas ante el COVID-19. 

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, opinó que las nuevas directrices de los CDC, sumadas a un aumento en las vacunaciones, permitirán al país “evitar el tipo de cierres, confinamientos, clausuras de escuelas y otros contratiempos” que se experimentaron en 2020.