Colapso global de los insectos

En parques, jardines e incluso en nuestros propios hogares, los insectos han sido compañeros constantes en nuestras vidas.

La importancia de su mundo sobre el nuestro 

En parques, jardines e incluso en nuestros propios hogares, los insectos han sido compañeros constantes en nuestras vidas. Algunas perdonas intrépidas incluso se han aventurado a probar su sabor, ya sea por curiosidad o incluso sin darse cuenta. Sin embargo, lo que pocos aprecian es la vital importancia de los insectos en nuestro entorno, especialmente para nuestro bienestar.

Estos seres diminutos conforman el grupo animal más diverso de nuestro planeta pero paradójicamente, son también los seres menos conocidos para nosotros.

Aunque estimamos que solo conocemos alrededor de un millón de especies de insectos, se presume que existen muchas otras aún por descubrir.

Los insectos desempeñan funciones sumamente cruciales en los ecosistemas. Gracias a su incansable labor de polinización, podemos disfrutar a diario de deliciosas frutas y nutritivas verduras.

De hecho, algunos científicos advierten que si los polinizadores llegaran a extinguirse, nos enfrentaríamos a una verdadera catástrofe para la humanidad.

Además, los insectos nos ayudan a mantener un ambiente limpio al alimentarse de materia orgánica en descomposición, como madera, hojas caídas, cadáveres de animales y excrementos.

Por ejemplo, en los campos ganaderos, la presencia de insectos conocidos como "escarabajos estercoleros" o "limpiadores excrementales" resulta fundamental para eliminar los residuos de las vacas.

Sin ellos, los ganaderos sufrirían grandes pérdidas económicas, sin mencionar las plagas de moscas y las montañas de estiércol que invadirían nuestro entorno. En otras palabras, los insectos también poseen un enorme valor económico.

A pesar de haber habitado nuestro planeta durante millones de años y haber sobrevivido a todos los cambios que ha experimentado, hoy en día somos testigos del declive de los insectos. Algunos lo llaman el "apocalipsis de los insectos" debido a las terribles consecuencias que acarrearía.

La contaminación, la expansión de las áreas urbanas, los residuos sólidos y otros impactos negativos se suman a nuestra creciente demanda de alimentos para una población en constante aumento.

Esto ha llevado a la apertura de ecosistemas para establecer campos de cultivo y al uso excesivo de agroquímicos, como pesticidas e insecticidas, que resultan tóxicos tanto para la biodiversidad como para nosotros mismos.

Hasta ahora, aproximadamente el 30% de la tierra que sostiene la biodiversidad ha sido convertida para la producción de alimentos. La agricultura se estima que es responsable del 80% de la deforestación global y del 70% del consumo de agua dulce en el planeta.

Muchas de estas prácticas están afectando negativamente a los insectos, provocando la pérdida de su hábitat y afectando su capacidad para desempeñar las funciones ambientales de las cuales también nos beneficiamos, como se mencionó anteriormente.

Se estima que la tasa de extinción de los insectos es ocho veces mayor que la de vertebrados, como mamíferos, aves y reptiles. Por ejemplo, en áreas naturales protegidas dentro de paisajes con actividades agrícolas y ganaderas, se ha observado la pérdida de hasta el 70% de las especies que habitaban allí.

Las luciérnagas son un ejemplo de insectos amenazados cuya desaparición es evidente. Seguramente, muchos de nosotros las recordamos de nuestra infancia, pero en la actualidad es difícil avistarlas.

Es probable que las futuras generaciones no puedan deleitarse con su mágico brillo. Además, algunas especies de insectos se han convertido en plagas debido al uso irresponsable que los seres humanos han hecho de los recursos naturales, alterando las diversas interacciones entre los insectos, sus depredadores y su fuente de alimento.

¿Qué hacer para evitar la desaparición de los insectos?

Si se llega a logra un cambio en nuestra mentalidad y comprender el valor de la biodiversidad, y sobre todo si llevamos a cabo acciones prácticas en beneficio de los insectos, aún podríamos revertir el daño causado a la naturaleza.

Es cierto que no podremos recuperar muchas especies que ya se han extinguido, pero sí podemos conservar las que aún existen o que se encuentran en peligro, asegurando así un futuro mejor para las próximas generaciones.

Ya se han comenzado a promover algunas acciones, como la creación de jardines para polinizadores dentro de las ciudades o reservas entomológicas en paisajes agrícolas y ganaderos que sean amigables con los insectos y otros grupos de organismos..

Debemos adquirir una conciencia de la biodiversidad y, a su vez, aprender a utilizar los recursos naturales de manera adecuada, manteniendo su sustentabilidad y permitiendo que la propia naturaleza trabaje por sí misma.

Es fundamental comprender que no es la naturaleza la que nos necesita, sino todo lo contrario: nosotros somos quienes necesitamos de la naturaleza.

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