Cuetzalan, tierra donde las mujeres hacen apicultura en ollas de barro

La labor de Tochan Nuestra Casa se centra en la producción huertos, hortalizas y productos medicinales a partir de la miel de abejas meliponas

En las tierras lluviosas y cálidas de Cuetzalan del Progreso, municipio del estado de Puebla, un grupo de mujeres combina su rol de madres con un fuerte compromiso hacia el cuidado del medio ambiente, sus raíces y su comunidad. Se trata de la asociación civil Tochan Nuestra Casa, liderada por Ofelia Pastrana Moreno. Su objetivo es preservar la medicina ancestral y promover la seguridad alimentaria en beneficio de ellas mismas, sus familias y la comunidad en general.

Ofelia Pastrana, una mujer feminista y defensora de la biodiversidad y los derechos de las mujeres, es originaria de Poza Rica, Veracruz. Creció en estrecho contacto con la naturaleza, lo que cultivó su amor por la madre tierra. Al llegar a Puebla, descubrió que sus antepasados provenían de Cuetzalan, donde notó la escasa participación de las mujeres en las actividades locales. 

Con el tiempo, Pastrana encontró la oportunidad perfecta para combinar su amor por la naturaleza con su deseo de ayudar a las mujeres de la comunidad y servir a su tierra. Así nació la idea de crear un centro de trabajo especializado en la recuperación de huertos urbanos, también conocidos como traspatio integral.

La labor de Tochan Nuestra Casa se centra en la producción de plantas medicinales, plantas alimenticias y plantas aromáticas de ornato en huertos y hortalizas. Además, aprovechan la valiosa colaboración de la abeja Scaptotrigona Mexicana, también conocida como la abeja melipona, para crear productos naturales.

La magia de las abejas meliponas

"La abejita se dedica a la salud de las personas, esa es su misión en la vida", dijo Ofelia Pastrana.

La abeja Scaptotrigona Mexicana es una especie endémica de México que se encuentra en la zona de Cuetzalan y Chiapas. Su característica principal es la ausencia de aguijón, lo que significa que no puede picar a las personas como otras especies de abejas, lo que facilita trabajar con ellas. 

Estas abejas tienen una peculiaridad especial: con la miel y la cera que producen, se pueden elaborar productos medicinales ancestrales para tratar afecciones como úlceras estomacales, heridas, llagas en la piel, fuego labial y carnosidad en los ojos, entre otras.

Las propiedades curativas de la miel producida por la abeja melipona se deben a su alimentación con bugambilia, una flor utilizada tradicionalmente para tratar enfermedades como la tos, la gripe y la bronquitis, así como con capulín agrio, que se utiliza para aliviar la tos.

Motivada por el empoderamiento de las mujeres en la región de Cuetzalan, Ofelia Pastrana y las integrantes de la asociación se convirtieron en protectoras de esta abeja.

En una entrevista con El Popular, periodismo con causa, Ofelia Pastrana relató que los insectos voladores, como las mariposas y en este caso las abejas, son polinizadores, es decir, transportan el polen de una planta a otra, lo que genera la floración y, más adelante, la producción de frutos.

"El día en que dejemos de tener polinizadores, no tendremos alimentos", agregó Ofelia.

Apicultura en ollitas de barro

Las mujeres de Cuetzalan en esta asociación practican la meliponicultura, que implica criar la especie de abejas sin aguijón. Esta práctica se remonta a tiempos prehispánicos y es muy especial debido a que los nidos de estos insectos se elaboran con ollas de barro. Se unen verticalmente, formando mancuernas, donde las abejas se alojan para producir su valiosa miel medicinal, que luego se convierte en un producto beneficioso para muchas personas que requieren tratamiento. Además, con la creación del meliponario, se busca la recuperación y conservación de la abeja melipona con una perspectiva orientada al bienestar de los demás.

La abeja melipona es tan dócil que, como se mencionó anteriormente, no pica. De hecho, si alguien acude a este lugar con una herida en la piel, el insecto se acerca para aplicar un remedio en la raspadura o el golpe y curarla.

El ciclo de vida de las abejas es muy corto, ya que solo viven unas horas, según los conocimientos de Ofelia. Por lo tanto, no se deben utilizar agroquímicos, ya que podrían ser fatales para las abejas meliponas, que son muy sensibles a estos productos químicos.

"La abejita es una aliada, no un ser que podamos explotar para enriquecernos. Más bien, debemos agradecerle y proporcionarle el alimento que necesita para producir, sin desperdiciar la miel... la abejita no es un símbolo de dinero, sino de vida".

Desafortunadamente, algunos habitantes de Cuetzalan no comprenden el mismo concepto que Tochan Nuestra Casa. Ofelia reveló que ha descubierto que en la zona, muchas personas han hecho un uso indebido de las abejas. Algunos lugares cuentan con alrededor de 500 o 1000 ollitas, lo que genera un grave problema, ya que al haber tantas abejas en un espacio reducido, pueden competir por el alimento y morir como resultado.

Muchos productores y criadores de abejas meliponas han estado explotando de manera preocupante a estos insectos, ya que, al no alimentarlos adecuadamente, las abejas salen de su hogar en busca de alimento y pueden morir en el camino. Además, el uso de plaguicidas o agroquímicos puede ser fatal para estos valiosos aliados de la salud.

La Asociación Civil Tochan Nuestra Casa AC desempeña un papel muy importante en la sociedad de Cuetzalan, ya que, además de ser las principales cuidadoras de esta especie de abejas, se dedican a empoderar a las mujeres de la región y ofrecer productos naturales de excelente calidad y beneficiosos para la salud. Puedes visitar su página de Facebook para conocer más sobre esta increíble iniciativa: https://www.facebook.com/TochanCuetzalan

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