La perrita Osita, forma parte del grupo de perritos rescatados por el Patronato Cultur y el Instituto Nacional de Antropología e Historia
Bajo las ruinas de la zona arqueológica de Chichén Itzá, en Yucatán, una perrita llamada Osita ha robado el corazón de miles de personas en redes sociales luego de ser fotografiada mientras contemplaba con serenidad la luna, en una imagen que se volvió viral por su belleza y simbolismo. Osita forma parte del grupo de perritos rescatados por el Patronato Cultur y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) como parte de una operación iniciada en 2019 para atender la sobrepoblación de perros en el sitio. En ese momento, más de 20 canes vivían entre los vestigios mayas. Gracias a este esfuerzo, varios fueron vacunados, esterilizados y desparasitados, y algunos, como Osita, Cachimba y Pinto, se quedaron a vivir en el lugar. Guardianes entre ruinasLos perritos fueron adoptados por José Keb, guardia nocturno de la zona arqueológica, quien también fue el autor de la emotiva fotografía de Osita. La imagen fue compartida en redes sociales, donde rápidamente se convirtió en símbolo de ternura y conexión con el entorno natural y patrimonial.
Osita tiene privilegios especiales, como subir a los templos, entre ellos el majestuoso Templo de Kukulkán, considerado una de las nuevas siete maravillas del mundo. Junto con otros canes, cuenta con acceso a alimento, agua y cuidados diarios por parte del personal, además del cariño de turistas nacionales e internacionales. Aunque la imagen se volvió un trend en redes sociales, la historia de Osita pone sobre la mesa la importancia del cuidado animal en espacios históricos y turísticos, así como la relación afectiva que puede nacer entre humanos y animales en contextos inesperados. Este caso demuestra que el bienestar animal también puede coexistir con la protección del patrimonio cultural, y cómo pequeños actos de empatía —como el de José Keb— pueden resonar profundamente, no solo en internet, sino en el corazón de miles de personas.
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