¿Cómo afecta el “sueño americano" a las niñas, mujeres y personas trans migrantes?

De acuerdo a diferentes informes, durante la ruta de la migración las mujeres son quienes sufren más violencia.

En la búsqueda de una mejor oportunidad de vida, niñas, mujeres y personas trans son quienes llegan a pagar un precio más alto, pues por su condición de género "están más expuestas a la violencia sexual", según lo dicho por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), en el informe Sometidos a abusos y abandonados.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) una de cada tres mujeres en el mundo ha experimentado, por lo menos alguna vez en su vida, violencia sexual. Pero en el contexto migrante, son ellas quienes padecen una exposición mayor a este tipo de agresiones, y además se les infringe como "una demostración de poder, misoginia, racismo o gratificación sexual".

Al respecto, la organización Médicos Sin Fronteras ha alertado que los y las migrantes "padecen algunas de las peores formas de violencia que hay en el mundo hoy en día".

Gretchen Kuhner, directora del Instituto para las Mujeres en la Migración AC, asegura que las expresiones de violencia sexual hacia niñas, mujeres o mujeres trans migrantes se presentan como trata, tortura, acoso, violación, extorsión. Esta situación conlleva, a su vez, a embarazos no deseados, enfermedades de transmisión sexual o en algunas ocasiones, la muerte.

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Kuhner destacó que quienes comúnmente cometen este tipo de delitos son "los polleros" o traficantes de personas, los compañeros de viaje, las parejas sentimentales que las acompañan -o que las alcanzan en algún punto del recorrido-, así como también policías y agentes migratorios que comprometen la libertad de ellas a "cambio de favores sexuales".

La activista Anahí Libanesa, de la asociación Amigos del Tren México, indicó que el fenómeno de la violencia sexual hacia niñas, mujeres y mujeres trans en situación migratoria es una realidad que podría ir en aumento debido a la impunidad, la invisibilización, el desconocimiento de las leyes y sus derechos, así como el incremento de población migrante, lo que hace de esto una situación todavía más preocupante.

Añadió que se tiene registro de quienes incluso llegan a "comprometer el ejercicio de su sexualidad" mediante previo acuerdo con algún varón para reducir, de alguna manera, el riesgo de ser atacada por otros hombres, pero esto no deja de ser una variante de la violencia sexual.

Ante el riesgo inminente de que en algún momento del trayecto las mujeres sean objeto de violencia sexual, se ha observado que algunas han optado por la ingesta de la píldora o de la inyección anticonceptiva, a la que conocen como "la antimexicana", en alusión al hecho de evitar un embarazo no deseado en territorio mexicano, donde están la mayor parte del tiempo.

Libanesa señaló que son las mayores de 18 años quienes se someten a tratamientos de control natal, debido al inevitable factor de abuso por el que podrían pasar. Además, mencionó que algunas mujeres llegan a desconocer este recurso médico, mientras que otras llegan al refugio para preguntar por la píldora del día después, lo que podría suponer una señal de que ya fueron agredidas.

En cuanto al tema, Gretchen Kuhner, confirmó esta práctica por parte de la población femenina migrante; sin embargo, aclaró que aunque es importante atenderlas y acompañarlas, esto podría fomentar la normalización de la violencia sexual.

Por ello, hace un llamado para visibilizar este contexto para incidir a través de las autoridades en la facilitación de procesos migratorios, como por ejemplo el otorgamiento de visas humanitarias, para que de esta manera se pueda erradicar el problema desde la raíz.

La Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito afirma que pese a la gravedad de la violencia que viven migrantes en tránsito, solo un reducido número de casos se cuantifican y castigan debido a los vacíos legales de protección, al abuso policiaco, a la normativa punitiva hacia el aborto; así como también a traslados masivos que no distinguen necesidades legales, el desconocimiento de información sobre asistencia o servicios disponibles, la carencia de instituciones legales, la propia movilidad, la desconfianza en las autoridades o el miedo a la deportación.

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