Sábado 25 Febrero 2017

Las actividades al aire libre -andar en bicicleta, correr, nadar o pasear- son divertidas; sin embargo, pueden tener consecuencias en nuestra salud; por ejemplo, la exposición constante al sol sin la protección adecuada puede generar problemas en la piel y, en el peor de los casos, convertirse en cáncer.

El sol emite luz ultravioleta (UV) A, B y C; los primeros dos pueden generar daños en los niveles inferiores de la piel, ojos y ADN; los rayos C son bloqueados por la atmósfera terrestre, por lo que no tienen contacto con nuestra piel.

Foto: Cortesía

Expertos recomiendan aplicar un filtro solar para proteger a la dermis de dichos efectos negativos; son productos elaborados con químicos y minerales que absorben la radiación UV para liberarla después como energía térmica; por su parte, los minerales reflejan la radiación e impiden que esta penetre en la piel.

Existen diversos factores de protección solar, según las actividades que hagas y tu tipo de piel.

Para complementar la protección, estudios recientes han demostrado que la ingesta continua de carotenoides, es decir, verduras y frutas rojas, amarillas y anaranjadas, puede ayudar a fortalecer las defensas naturales de la piel.