Isla Reunión, joya francesa de ultramar

Exótica, volcánica y paradisíaca

Situada en el Océano Índico, al este de Madagascar, la isla Reunión permite al viajero descubrir la parte insular de Francia más exótica, volcánica y paradisíaca, a miles de kilómetros del territorio continental del país europeo.

Es una de las joyas de ese conjunto de departamentos ultramarinos que albergan población humana, integrados en la República Francesa pero situados a miles de kilómetros de París.

Esta espectacular isla volcánica ofrece al viajero vegetación exuberante, coloridos contrastes naturales, impactantes formaciones geológicas, riqueza multicultural, y experiencias inolvidables y exóticas en una de las fronteras más lejanas y tropicales de Francia.

Le Piton de la Fournaise es uno de los volcanes más activos del planeta y la estrella indiscutible de la isla Reunión donde, varias veces al año, regala a los habitantes y visitantes un espectáculo impresionante con proyecciones y coladas de lava en tecnicolor, según

informa Atout France, la Agencia de Desarrollo Turístico de Francia. Culmina a 2.632 metros de altitud y ocupa, por sí sola, casi un tercio de la superficie del territorio, convirtiéndose en el lugar más visitado de la isla.

Otra belleza geológica de Reunión, situada en el macizo del Piton des Neiges, es el barranco Trou de Fer, cuyas grandes cascadas presentan una caída de agua de 300 metros de altura y que puede contemplarse desde un mirador.

El río Langevin está en el sur de la isla, lo rodean cascadas y estanques, donde los residentes acuden a refrescarse y disfrutar de comidas campestres cuando hace calor.

Isla jardín para unos, tierra de sensaciones para otros, este departamento de ultramar de soberanía francesa en el hemisferio sur, permite también, contemplar los perfumados campos en los que se cultiva la vainilla o realizar caminatas por las montañas o por unos arenales.

Este territorio hace gala de un exótico cruce de la cultura de los pueblos africanos y del océano Índico, revelándose como un ejemplo de tolerancia, diversidad, cultura y mestizaje.

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Además, este departamento de ultramar ofrece unas generosas playas de arena blanca circundadas de aguas cristalinas en su costa oeste, en los alrededores de Saint-Gilles, y sus aguas atesoran una imponente barrera coralina que se extiende sobre más de una docena de kilómetros, siendo esta gran laguna salada ideal para bañarse, nadar tranquilamente y practicar el submarinismo.

Las calderas volcánicas o recintos montañosos ('cirques') de Cilaos, Salazie y Mafate; el observatorio de tortugas marinas de Kélonia; los picos de Le Maïdo (2,190 metros) y Le Grand Bénare (2.898 metros); la espectacular cascada de Voile de la mariée; la playa de Roches Noires; la ensenada de Cascades; los acantilados de Cap Méchant y los caminos de lava de Grand-Brûlé, son otros puntos de obligada visita, según Atout France.

Esta misma fuente recomienda admirar la puesta de sol desde el Piton des Neiges, dar un paseo aéreo a bordo de un helicóptero, practicar submarinismo, barranquismo o rafting, visitar un templo tamul y deambular por el mercado al aire libre de Saint-Paul.

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