La evolución de la escultura en México
En México la escultura es una de las artes más antiguas
En México la escultura es una de las artes más antiguas. En el periodo prehispánico de nuestro país está presente en pirámides, santuarios, explanadas y objetos comunales; ejemplo de ello son las esculturas olmecas, mayas, teotihuacanas, tarascas, mixtecas y aztecas. Éstas fueron catalogadas como obras maestras y destacan por su monumentalidad, pues muchas de ellas son enormes y están expuestas para ser vistas públicamente. Entre las que podemos destacar están: la Coyolxauhqui, el templo de la Serpiente Emplumada en Xochicalco, las numerosas estelas mayas que relatan acontecimientos de carácter político e histórico, y la estatua de Tláloc en el Museo Nacional de Antropología. En los siglos XVI y XVII la escultura posterior a la conquista se divide en dos áreas: decorativa y estatuaria. Ambas se realizaron en piedra o en madera. El arte plateresco fue esencialmente escultórico y en la Colonia produjo importantes retablos como la catedral de México, la catedral de Puebla, la Villa de Guadalupe y el santuario de Ocotlán, en Tlaxcala. Lee: Los autos de lujo más vendidos en MéxicoAsimismo, en las ciudades coloniales pueden apreciarse los finos acabados en la ornamentación y en las fachadas de las iglesias. Oaxaca y sus numerosos templos como el de La Soledad y el de Santo Domingo muestran la belleza y magnificencia del mismo. Mientras, en el siglo XVIII se crearon las academias creadas en Europa que se fundaron en lo racional, abandonando la visión netamente religiosa que había dominado los siglos anteriores. En Nueva España, esta filosofía desató una reacción contra lo barroco. Así, los retablos que eran esencialmente escultóricos se consideraron recargados. Posteriormente la escultura del siglo XIX se caracterizó por el romanticismo, que rompió las normas y modelos estrictos del clasicismo, pues perseguía ideas influenciadas de realismo y nacionalismo. La escultura religiosa quedó reducida a una imaginería esporádica, mientras que la escultura secular prosiguió en retratos y arte monumental de carácter cívico. Entre 1820 y 1880 los temas predominantes fueron: imágenes religiosas, escenas bíblicas, alegorías a los símbolos del movimiento de insurgencia y personajes de la historia precortesiana, y retratos de la antigua aristocracia, de la burguesía naciente y adalides de la pre-rrevolución. Lo trascendente consistió en introducir motivos civiles, los primeros atisbos de una corriente de expresión propia. Al llegar al siglo XX, las esculturas empezaron a diferenciarse por sus objetivos y por el énfasis de su temática. Surgieron tres corrientes: una indigenista, arcaizante y folclórica; otra, neoclásica, cívica e histórica; y una tercera socialista, de propaganda ideológica. DATOS: |