Aguas termales de Chignahuapan
Una opción terapéutica a unas horas de la ciudad de Puebla.
Puebla cuenta con uno de los Pueblos Mágicos que en estas fechas es muy emblemático por sus hermosas esferas y sus aguas cálidas, además de mostrarse como un destino que vale la pena visitar todo el año. Sus principales atractivos son su monumental Virgen de la Inmaculada Concepción con sus 14 metros de altura, obra de José Luis Silva; la Feria de la Esfera y el Festival de la Vida y la Muerte. Y por si lo anterior fuera poco, ofrece más atractivos para realizar una visita como sus aguas termales, con fama de curativas, y los hermosos paisajes que desde antes de llegar ya son relajantes.
Aguas curativas A tan sólo 2 horas de la capital poblana se encuentra Chignahuapan, en donde podrás disfrutar de las aguas termales en medio de vegetación y piedras propias de la Sierra Norte de Puebla. Ahí te espera el balneario que por ocho décadas ha albergado a paseantes de la región, de otras ciudades de la República Mexicana, y recientemente del extranjero. El agua que mana del manantial brota una temperatura inicial de 51 grados centígrados, pero debido a su transcurso hasta llegar a las fosas, disminuye hasta los 25 a 38 grados. Décadas atrás, los primeros en sumergirse en las cálidas aguas eran los lugareños, así como gente adulta y algunas personas con padecimientos en los huesos y/o articulaciones, quienes difundieron que después de descansar el cuerpo en estas aguas, la movilidad de su cuerpo registraba una mejoría. Los minerales que contienen estas aguas, como hierro, azufre, magnesio, calcio y sodio, permiten que la piel se exfolie, se sienta suave al tacto, pero también ayuda a eliminar gérmenes y virus, mejora la circulación de la sangre y ayuda a la oxigenación del cuerpo y a eliminar las toxinas. En las temporadas altas se brindan diferentes actividades dentro del mismo recinto donde se encuentran las aguas termales. Por ejemplo: música en vivo, baile de salón, y en el transcurso de la noche tienes la opción de encender una fogata para quemar malvaviscos y después emprender una caminata por el bosque.
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