Viernes 08 de Junio de 2012
Impunidad e ineficacia policial  Carlos Gómez El homicidio del policía Oscar Ortiz Olivera, ocurrido la tarde del miércoles en la colonia Anzures, dejó al descubierto una serie de fallas y carencias en la Secretaría de Seguridad Pública y Vialidad Municipal de Puebla. Quienes estuvimos en el sitio en que fue abatido el policía (en la esquina de la 10 Sur y 33 Oriente), segundos después de que ocurrió el ataque, fuimos testigos de que el uniformado no usaba en ese momento el chaleco antibalas. También fue notorio que pese a que los dos policías de la patrulla 299 les marcaron el alto a los cuatro homicidas, solo el policía Oscar Ortiz los iba a revisar y su compañero no tomó las precauciones debidas o se distrajo y no pudo defender, aprehender o lesionar a alguno de los atacantes. Una vez que Oscar Ortiz cayó herido de muerte de 5 balazos, fue notorio que su compañero no sabía aplicar las medidas mínimas de primeros auxilios y tuvieron que ser los vecinos los que auxiliaron al uniformado. Otro detalle que no debe pasar desapercibido es que pese a la cercanía de las oficinas de la Procuraduría General de Justicia del Estado que están a cuatro calles del lugar de los hechos, los primeros policías ministeriales tardaron en llegar más de 20 minutos. Y lo mismo ocurrió con el servicio de auxilio de las ambulancias que tardaron más de 15 minutos en llegar al lugar pese a que los hospitales del ISSSTE y ISSSTEP se encuentran a menos de cinco minutos en automóvil. Otro tema que debe preocupar a los ciudadanos es que cuando llegaron las patrullas al lugar del ataque no hubo un solo mando que pusiera orden en el lugar y los mismos policías, curiosos, vecinos y representantes de los medios de comunicación estuvieron sobre los casquillos. Durante más de media hora privó un total desorden en el lugar y los policías no tuvieron la capacidad de mantener intacto el sitio de la agresión porque no traían la cinta para crear un cordón y hasta una patrulla que llegó de apoyo ya no pudo participar porque tenía una llanta ponchada. A todo eso se debe sumar que los policías municipales se equivocaron al detener a seis personas como probables responsables del homicidio y los verdaderos asesinos andan libres. Ya se había advertido que los policías municipales de Puebla no están bien preparados, no tienen el equipo suficiente para trabajar y protegerse y ahora presenciamos que no tienen capacidad de reacción. El homicidio sigue impune y no hay certeza de que se pueda atrapar a los homicidas. Una vez más habrá que preguntar al secretario de Seguridad Pública, Amadeo Lara, qué pasa con esa capacitación a los policías. Qué confianza tenemos los ciudadanos si los policías tampoco se saben cuidar a ellos. Urgen respuestas y que el alcalde, Eduardo Rivera, de una vez por todas ponga orden en la corporación. ** ** ** gomezcarlos79@gmail.com @gomezcarlos79