DE FRENTE Y DE PERFIL
RAMÓN ZURITA SAHAGÚN
Los del PRI
Tocamos en días pasados el tema de los escándalos producidos por militantes, dirigentes y autoridades surgidos del PRD y del PAN, respectivamente.
Señalamos que esto podría provocar alejamiento de las urnas de los ciudadanos o un voto de castigo en contra de esos organismos políticos.
Sin embargo, el PRI, ubicado como el partido gobernante a nivel federal, no se encuentra alejado de ese tema, ya que algunas de sus autoridades, como sucede con el PRD, se les vincula con la delincuencia organizada.
Claro que en el caso de los tricolores podrán argumentar que esos personajes, la mayoría de ellos, se encuentran recluidos en prisión, aunque también los hay que se encuentran prófugos de la justicia.
El ejemplo es el ex gobernador de Tabasco, Andrés R. Granier Melo, acusado de diversos delitos entre los que se le adjudican la desaparición de más de dos mil millones de pesos del erario estatal, además de evasión fiscal y lavado de dinero, entre otros.
La factura de Granier Melo con el pueblo de Tabasco fue cobrada en parte por los electores, otorgándole un revés al entonces candidato del tricolor al gobierno estatal Jesús Alí de la Torre y a los demás candidatos al Congreso federal en 2012, aunque quedan resabios todavía, ya que entonces todavía gobernaba el mencionado Granier Melo.
Jesús Reyna García, ex gobernador interino de Michoacán, también se encuentra detenido, acusado de delincuencia organizada, por supuestos nexos con los llamados Caballeros Templarios.
Otros priistas michoacanos de menor jerarquía también se encuentran detenidos, entre ellos el hijo (Rodrigo Vallejo Mora) de quien entonces gobernaba, Fausto Vallejo Figueroa.
Dos ex gobernadores son todavía señalados como parte de los escándalos recientes que pueden afectar al PRI en las urnas: Tomás Yarrington Ruvalcaba, ex gobernador de Tamaulipas, considerado prófugo de la justicia y acusado de diversos delitos; y Humberto Moreira Valdés, ex gobernador de Coahuila, se mantiene con bajo perfil, aunque varios de los que fueron sus colaboradores durante su administración han sido requeridos por la justicia, por el desvío de recursos.
Pero los escándalos en torno a militantes y dirigentes priistas abarca más allá de algunos gobernantes.
El secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso, dejó muchas dudas sobre la forma en que adquirió y pagó una propiedad en Malinalco.
Veracruz dejó recuerdos entre los electores por la forma en que se pretendía operar las campañas electorales, condicionando los programas de asistencia social, aunque solamente quedó en el intento.
Algunos representantes del Congreso federal también contribuyen a los escándalos que podrían perjudicar al PRI en la captación de votos.
El senador Carlos Romero Deschamps es señalado constantemente por los lujos que acostumbra, tanto él como su familia, ya que su hija e hijo son propensos al lucimiento de sus excesos.
Recientemente el dos veces diputado federal Heliodoro Díaz y su hijo del mismo nombre protagonizaron otro de esos excesos de lujo que llegan hasta al alma a los electores.
También el presidente nacional del PRI, César Camacho Quiroz, fue exhibido con su amplia colección de lujosos relojes, valuados, cada uno, en precios cercanos al millón de pesos.
El diputado federal publicó una foto en redes sociales, fanfarroneando el auto (Porsche) que había regalado a su hijo y aunque luego dijo que se trataba de una broma, fueron obligados a renunciar a sus cargos dentro de la administración pública, tanto él como su hijo.
Sin embargo, la renuncia del ex diputado federal ya estaba calculada, pues ahora quiere ser candidato a diputado federal nuevamente.
Los priistas igual que los panistas, los perredistas y la mayor parte de los partidos participantes en los comicios del 7 de junio, tendrán que luchar contra esa sombra que le provoca desconfianza al elector y mostrar que ahora si sus propuestas serán las adecuadas, alejadas de todo probable acto de corrupción, colusión o protección de eventos al margen de la ley.
