Horizontes

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Tere MORA GUILLÉN


Julio 12, 2016

Al día siguiente de que un francotirador disparó contra doce policías en Dallas, Texas; y matara a cinco de ellos mientras patrullaban una manifestación pacífica, –por la muerte violenta de dos afroamericanos en incidentes con agentes en Lousiana y Minnesota-, los políticos de Estados Unidos reflexionaban sobre cómo disminuir la escala de tensión racial; cómo construir un camino de unidad que permita superar la división entre blancos y negros.

Se hace necesario recordar a Martin Luther King, quien durante años fue la voz de los afroamericanos que sufrían del apartheid estadounidense. Abanderó el movimiento de igualdad de derechos para las personas de color. El activista protagonizó diversos manifestaciones no violentas, reclamando la universalidad de derechos civiles básicos, como por ejemplo el voto. Luther King fue Premio Nobel de la Paz en 1964.

A comienzos del siglo XX se podía ver la severidad de la discriminación y racismo en lugares como Nueva York, Boston, Detroit, Chicago y Los Ángeles.

Hay quienes afirman que entre 1877 y 1950, se lincharon a 4.000 negros en Estados Unidos. En ocasiones las ejecuciones eran un espectáculo público y popular con a veces miles de testigos. Donde el 25% de las acusaciones era abuso contra blancas; donde ni se exigía reconocimiento de la víctima al agresor, y que provocó la emigración o la pureza étnica de 6.000.000 de negros al Norte y al Oeste del país.

Viene a mi memoria la letra de una hermosa canción en la que un menor pregunta a su progenitor: - "Papá, ¿de qué color es la piel de Dios?" y el padre respondió: -"Negra, amarilla, roja, blanca es, todos son iguales a los ojos de Dios". Y más adelante el hijo preguntó: -"¿Porqué luchar a causa del color, si somos iguales ante el señor? A lo que le padre mencionó: -"Cristo nos ha dado una oportunidad en crear un mundo de fraternidad las diferentes razas han de trabajar unidas con fuerza de mar a mar".

Hasta cuándo digo yo, hemos de entender y más allá, de comprender que este mundo requiere grandes dosis de amor, de hermandad entre los seres humanos, que los enfrentamientos por etnias, color de piel y religión, no conducen a nada bueno. Y más allá, hace falta menos gente difícil y más gente con corazón, con ideales tendientes a crear el bien en todos los ámbitos.

Y es menester recordar al también Premio Nobel de la Paz, héroe nacional sudafricano, icono de la lucha contra el apartheid y contra el racismo en todo el mundo, Nelson Mandela, "Madiba", como es llamado por el pueblo sudafricano, quien pasó 27 años de prisión, y de trabajos forzados en las canteras de piedra caliza de la isla de Robben Island, a 12 km de la costa de Ciudad del Cabo, quien al referirse a la discriminación racial enfatizó:

"Odio que se inculque sistemáticamente a los niños el prejuicio basado en el color, y me siento apoyado en ese odio por el hecho de que la inmensa mayoría de la humanidad, aquí y en el exterior, coinciden con mi manera de pensar. Odio la arrogancia racial que decreta que las cosas buenas de la vida deben seguir siendo derecho exclusivo de una minoría de la población, y que reduce a la mayoría de la población a una condición de servilismo e inferioridad, y la mantiene como rebaño desprovisto que trabaja donde le mandan y se comportan como le dice que debe hacerlo la minoría gobernante".

Nelson Mandela consideraba que la paz es la creación de un entorno en el que todos podamos prosperar: -"Independientemente de raza, color, credo, religión, sexo, clase, casta o cualquier otra característica social que nos distinga. La religión, las características étnicas, el idioma y las prácticas sociales y culturales son elementos que enriquecen la civilización humana, que se suman a la riqueza de nuestra diversidad. ¿Por qué dejar que se conviertan en causa de división y de violencia?".

Hoy más que nunca el mundo requiere grandes dosis de respeto y tolerancia entre los seres humanos, favorecer el diálogo en vez de la confrontación, promover las fortalezas de cada quién, así como leyes anti-discriminatorias y mejores oportunidades para lograr una convivencia más armónica entre quienes habitamos en este mundo.

 

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