Horizontes

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Tere MORA GUILLÉN


Octubre 30, 2017

El mexicano se alista para celebrar el Día de Muertos, quizá la tradición más representativa de nuestra cultura. El uno de noviembre se recibe en los altares elaborados en casas, escuelas, museos, y oficinas, el alma de los niños que fallecieron, y el dos de noviembre llegan las almas de los adultos.

El día de muertos tiene sus raíces en el sincretismo de las culturas prehispánicas y europea, de la que se enriquecieron los ritos y ceremonias que se realizan alrededor de esta festividad. Bien decía Octavio Paz, en El Laberinto a la Soledad, que el mexicano frecuenta a la muerte, la burla, la acaricia, duerme con ella, la festeja, es uno de sus juguetes favoritos y su amor permanente. Nos habla de cómo el mexicano desprecia a la muerte, a la vez que la venera…

Al mismo tiempo no podemos olvidar los grabados de José Guadalupe Posadas, quien en su obra abarca múltiples temas, entre los que cabría destacar las célebres "calaveras" o imágenes de ultratumba; los "desastres", que comprenden catástrofes de tipo natural (inundaciones, epidemias, sucesos astronómicos, nacimientos de seres monstruosos), accidentes, hechos sobrenaturales, crímenes y suicidios; los "ejemplos" o lecciones morales que pueden extraerse ante la perversidad y bestialidad humanas; sucesos sociales y políticos, donde sobresalen las viñetas referidas a las ejecuciones y los "corridos" revolucionarios. Es Posadas famoso por la creación del personaje de "La Catrina", que sale a relucir cada año y representa a una mujer de la clase alta mediante un esqueleto vestido de mujer con ropajes y sombrero lujosos.

Así, estas fechas los mexicanos recordamos a nuestros seres amados que se nos han adelantado al más allá, a través de ofrendas, altares y regalos. Algunas creencias derivan la presencia de los cuatro elementos esenciales de la naturaleza: tierra, viento, agua y fuego; así como otros elementos que expresan la dualidad de la vida y la muerte de la existencia humana.

La tierra está representada por los frutos que alimentan a los muertos, se observan frutos de temporada como calabazas, tejocotes, mandarinas, naranjas y caña de azúcar; el viento en las ofrendas luce por medio del copal y el incienso, se cree que el humo se esparce por el aire, y marca caminos para los difuntos; el agua no puede faltar y se pone en una jarra o recipiente para calmar la sed de las almas después de un largo viaje que los transporta hacia su altar; el fuego aparece a través de las velas que se encienden para que las almas sean recordadas. Por lo general las veladoras representan los cuatro puntos cardinales, para orientar a los espíritus durante el viaje.

Dan vida a las ofrendas las Flores de Cempasúchitl, que es de color amarillo y tiene un olor particular que refiere al Día de los Muertos. Se acostumbra esparcir sus pétalos en la puerta de la casa y alrededor de la ofrenda para orientar el alma del difunto.

Desde luego no pueden faltar las Calaveritas, cráneos hechos de diferentes tamaños y que adornan la ofrenda. Son elaborados artesanalmente con productos comestibles como: azúcar, amaranto, chocolate, o leche quemada, aunque también suelen ser formadas de madera o barro.

Ingrediente fundamental de las ofrendas son los platillos típicos representados por las características de la región, destaca lo mejor de la gastronomía mexicana, tales como el mole, frijoles, tortillas, chocolate, pozole, café, tamales, guajolote y dulces típicos. Los habitantes de San Andrés Mixquic en la Ciudad de México, brindan hospitalidad a los visitantes y les convidan estos manjares cuyas recetas de una a otra generación se van pasando.

Tampoco pueden faltar los objetos y recuerdos que hayan pertenecido al difunto, tales como artículos personales, fotografías, herramientas de trabajo, que hagan sentir más cómodo al difunto en su regreso a casa.

La tradición de los altares de muertos es única y es considerada por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Incluso hay quienes a los cementerios llegan con mariachis a deleitar a sus seres amados con las melodías que eran sus favoritas en vida.

Y para concluir este artículo cito tan sólo una estrofa de una calaverita literaria, redactada de manera magistral por José Guadalupe posada, y que dice: -"Quien quiera gozar de veras y divertirse un ratón, venga con las calaveras a gozar en el panteón".

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