La gobernanza metropolitana

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En la comprensión analítica de la dimensión multi-jurisdiccional de las metrópolis en nuestro país radica el secreto de cómo generar condiciones básicas de gobernanza:o sea ejercer con eficacia, eficiencia y transparencia la coordinación metropolitana de municipios que constituyen físicamente la gran ciudad, cuyo gobierno es paradojal,fragmentario,balcanizado.

En los primeros años de este siglo, el tema de la ingobernabilidad de las metrópolis era central. En un coloquio internacional organizado por el Estado de México en 2004 en Ixtapa de la Sal, se alcanzó un récord de audiencia respetable. Y se asoció con la alternancia en la Presidencia de la República. Hacer ciudad, aun siendo un principio de Hábitat, sonaba demasiado azul. Gobernanza, demasiado tricolor a nivel federal, aunque perfectamente asimilable a estados y municipios, que por necesidad se alinean a los objetivos retóricos de la Federación. Por demás, es paradójico que quienes impulsaron el tema de ingobernabilidad en las metrópolis sean los que impulsan el concepto de gobernanza metropolitana, me refiero al grupo de sabios: Julio García Coll, Roberto Eibenschutz y Miguel Covarrubias, pioneros de este proceso en México. ¿No fueron ellos los diseñadores del primer Plan Nacional de Desarrollo Urbano y quienes lo pusieron en práctica desde la Secretaría de Obras Públicas y Asentamientos Humanos entre 1978 y 1982?

Pero hay una razón menos mundana. Más conceptual, digamos. Y tiene que ver con el principal teórico de las políticas públicas en México, y quienmás influyó en ello, desde la última década del siglo XX, dado que quizá justo por ello fue designado subsecretario de Gobernación en la Presidencia deErnesto Zedillo. Me refiero al célebre pensador Luis F. Aguilar Villanueva:no conforme con su obra y aportación a las políticas públicas,encontró que en su magna obra había una deficiencia y habría que corregirla. ¿Cuál era el error? Según él que aunconsiderando la participación social en cada momento (diseño, instrumentación y agenda de gobierno), no se integraba su valor proactivo; o sea,no se revelaba el fondo libertario de la acción social, lo que él como buen weberiano debía saber: su libertad de decidir a cada momento.La sociedad no es un segundo orden. Es el principio y fin de la acción gubernativa, por lo tanto, había que reivindicar la acción social como proceso proactivo. En tanto a la acción institucional habría que dotarla de buenas prácticas y herramientas, posibles en el marco de la Nueva Gestión Pública. Así, la gobernanza era la interacción de la esfera social y gubernativa, pero ambas en visión y misión proactivas y convergentes(sus libros Gobernanza…y Nueva Gestión Publica dan cuenta de ello).

Lo que aquí destacamos es cómo estos conceptos traspasan las fronteras del saber metropolitano. El Plan Nacional de Desarrollo Urbano y la ley vigentesponen énfasis en la gobernanza metropolitana; las iniciativas locales al respecto, los espacios de encuentro entre la acción institucional y la acción social, justo en los términos de Aguilar Villanueva (en Enrique Cabrero esto es acción pública: conjunción de acción institucional y acción social).

Sería una pena que estos conceptos, brillantes y prácticos, fueran vaciados de contenido, y asumidos como moda sexenal. Sería peor arrojar al niño junto con el agua sucia. Porque la cuestión del balcanismo metropolitano tiene que ser encarada con buenas razones…La posibilidad de gobernanza señala por ahora dos vías posibles: las iniciativas de ley de coordinación metropolitana, impulsadaspor autoridades de Hidalgo y de la Ciudad de México, o la emergencia de los institutos metropolitanos de planeación, diseñados para generar condiciones de gobernanza metropolitana. La primera opción obliga, antes de convencer;la segunda opta por lo más difícil, pero además básico: convencer. Consensuar antes de actuar. ¿Será posible tanto con tan poco?

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