El surgimiento de las metrópolis
En nuestra entrega anterior comentamos cómo hemos llegado hoy a un mundo de grandes ciudades, de ciudades millonarias en habitantes.
Desde el surgimiento de la primera metrópoli, Londres, la coordinación de las autoridades locales se vio como indispensable. Enfrentada a la falta de tal coordinación, la corona inglesa creo entonces para la metrópoli londinense un cuerpo de policía metropolitano, poco después una oficina de obras metropolitanas y finalmente, a mediados del siglo XIX, un gobierno unitario metropolitano. Era clara desde entonces la necesaria coordinación en materia de seguridad y de obras públicas.
Así, sucede que las metrópolis, que surgieron y se multiplicaron desde el arranque del siglo XIX, lo hicieron extendiéndose sobre circunscripciones vecinas, casi siempre devinieron en ciudades multi-jurisdiccionales, en ciudades fraccionadas políticamente. En el siglo XX, las metrópolis o ciudades millonarias se volvieron casi un lugar común: su gobierno y administración siempre ha sido un reto. Y el fraccionamiento político de cualquier territorio urbano, sea o no de tamaño metropolitano, obliga a la coordinación inteligente de sus múltiples autoridades locales.
Y si ya en el siglo III a. C., a las mayores de las primitivas ciudades griegas las veía entonces Aristóteles como casi imposibles de gobernar, con más razón se veía ahora como un gran reto el gobierno de las ciudades millonarias en habitantes.
Una forma en que se ha enfrentado el problema metropolitano es siguiendo el modelo de Londres, vía la creación de un Gobierno Metropolitano. Ello sólo ha sido logrado exitosamente en algunas metrópolis orientales (Tokio). El resto del mundo ha tenido que idear formas diversas para su gobierno, según las características del entorno donde surge la metrópoli.
En países de herencia municipalista la resistencia de las autoridades no facilita la coordinación. En algunos países latinoamericanos, enfrentados al problema de gobernar o administrar las metrópolis, se asignó a alguno de los municipios donde se asienta la metrópoli la categoría de Alcaldía Mayor, para regir sobre las urbanizaciones contenidas en la metrópoli. Este modelo rige hoy en Bogotá y Cartagena en Colombia, y en Caracas en Venezuela.
En Norteamérica, hace unas décadas, la Oficina del Censo de los Estados Unidos identificó sus numerosas ciudades millonarias o metrópolis y llamó zonas metropolitanas al envolvente del área urbana de la metrópoli, conformado por sus circunscripciones territoriales (condados).
En México, en los años setenta, Luis Unikel, siguiendo el procedimiento estadounidense, identificó 12 ciudades que en su expansión invadieron circunscripciones vecinas, ciudades multi-jurisdiccionales y al conjunto municipal le llamózona metropolitana. Recientemente, Sedesol, Conapo e INEGI han identificado 76 zonas metropolitanas en nuestro país. Hemos intentado sin mucho éxito hacer obligatoria la coordinación intra-metropolitana,y seguimos hoy en la búsqueda de la anhelada coordinación intergubernamental y nuestras ciudades no son administradas con eficiencia.
Puebla es una de las mayores ciudades del país que vive esta realidad metropolitana. La capital estatal es el núcleo de la Zona Metropolitana Puebla Tlaxcala (ZMPT) que incorpora 19municipios poblanos y 20 de Tlaxcala. La necesidad de contar con instrumentos de regulación y control de la cuarta metrópoli del país no está a discusión.
Nuestra bella ciudad de Cholula es parte esta gran zona metropolitana y su vida económica está asociada con lo que sucede con los municipios vecinos, y con todos los que la forman. No podemos ni debemos ignorar este hecho básico.
El gobierno y administración de la ZMPT, como el de cualquiera otra, es un reto que requiere de la coordinación inteligente y de flexibilidad política de sus variopintas autoridades. Ello, si se quiere que nuestra metrópoli sea sana y competitiva. Me pregunto: ¿Qué esperamos para actuar?
