Proyectos metropolitanos: parques metropolitanos

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Los proyectos metropolitanos son instrumentos para atender problemas que genera la expansión desproporcionada de la gran ciudad. Surgen para estabilizar, no para deteriorar ni dislocar aún más la estructura urbana; sirven para redireccionar su sentido. Por proyectos metropolitanos podemos entender también intervenciones de calidad sobre lugares con potencial, o bien donde hay necesidad de reinyectar vitalidad, por ejemplo: en los barrios donde la vida vecinal está muriendo… Podemos llamar proyectos metropolitanos a los que deliberadamente buscan atender demandas entre municipios vecinos en relación con las externalidades negativas que genera el proceso industrial, entre ellos: la contaminación, los riesgos, la movilidad y por supuesto, a los que buscan la mayor inclusión posible, cuya intervención debe ser distribuida donde hay áreas con dolor.

¿Son parques metropolitanos el Parque ecológico de la 24 y el Parque Juárez? Por sus objetivos y alcances me parece que sí. Lo mismo se puede decir del Centro histórico, por su trascendencia y escala. Los primeros se distinguen por su verdor, al segundo le falta mucho, paradójicamente en algunas zonas cercanas de creación moderna. Es absurdo que en esos lugares la urbanización regulada se haya desprendido de la responsabilidad de generar espacio verde; en consecuencia, éste escasea en la estructura urbana de Puebla por su lado occidental. Al respecto de territorios verdes, las promesas de un periférico ecológico parecen aún bromas de mal gusto. Anzuelos. Por eso nunca vimos sembrado de árboles, ni arreglo parecido a un corredor verde. Más bien han sido tratadas como reservas y no como destinos urbanos. Lo mismo ocurrió con el Parque metropolitano de Angelópolis, lugar ahora convertido en buenos campus académicos, pero no en espacios públicos. Ni que decir con las áreas verdes señaladas en la carta urbana vigente de San Andrés, desde hace hace años éstas "perdieron su vocación ambiental".

Al antiguo vivero de Cholula que era un orgullo en los años cincuenta del siglo XX, envejecido en lo verde, ya sus dueños se apresuran a convertirlo en leña -asómese lector-: muy pronto será flamante desarrollo inmobiliario, hotel de cinco estrellas o posmodernista rascacielos. Algo así pasa con el contorno sur de la pirámide de Cholula, enfrente del Hotel Villas Arqueológicas; excelente para un parque metropolitano agrícola y que hoy, ante duros embates de amenazas y realidades de expropiación o expoliación -defendidos por Cholula viva y digna-, va cediendo también a la oportunidad de hacer negocios. Lo paradojal es que no se ve el celo de los bravos defensores del INAH.

No es sorprendente que los municipios conurbados carezcan de política metropolitana, sí es sorprendente que carezcan incluso de política urbana, aunque toda su política municipal sea eso… algo parecida a la colcha de parches de abuelita.

¿Cómo se aterrizan las políticas metropolitanas? Con proyectos metropolitanos, por supuesto, entre ellos los de espacio público. Lugares para empezar: parque lineal en la ribera poniente del Puente de México, que va cediendo terreno a su destino verde. Ahí sí hace falta una acción decidida. También en el antiguo vivero, donde quizá la mejor solución implique un proyecto público privado de excelencia. Los humedales de Valsequillo requieren de un proyecto metropolitano, verde, multicultural, ejemplo de inclusión a sus poblados que trabajan la tierra ancestral devuelta por la Revolución.

Las reglas de operación del Fondo metropolitano ahora muy restrictivas y abocadas a infraestructura o equipamiento selecto no han cerrado del todo la puerta a proyectos metropolitanos de espacio público; empero, siendo ahora un recurso concursable, sólo la abrirán proyectos que demuestren factibilidad social, técnica y financiera. Los parques metropolitanos, verdes y multiculturales tienen ahí su chance. ¿Alguien escucha?

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