Enfoques de análisis urbano

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En comparación con las posibilidades conceptuales, técnológicas y metodológicas de hoy, que incluyen por supuesto diversidad de enfoques en la planeación, los instrumentos de hace 30 años parecen pertenecer al periodo neolítico. Y, sin embargo, más allá de la abundancia de conceptos e instrumentos, nadie puede probar que hoy se realice una mejor planeación, ni mucho menos que se haya entronizado una mejor claridad en el pensamiento urbanistico. Lo que sí es seguro, es que hay mucha atomización de ideas, acompañada de la perniciosa actidud de hacer de la urbanística, no un sistema de ideas para que afronte retos, sino para llevarla de la mano a que asuma un rol de servidumbre de la administracion pública; o más claro, llegar a ser una asistente eficaz de las ciencias de gobierno. A ello hay que responder que ninguna ciencia, o más bien ninguna actitud humana de lo científico, puede autominimizarse para ser pieza de un aparato instrumental, hecho a modo para el ejercicio del poder.

Cuando Antonio Gramsci hablaba sobre la necesidad de afianzar el diálogo entre el príncipe (poder) y el intelectual (el saber que se critica a sí mismo -pues esa es su legitimidad-), creo que estaba diciéndole al poder, sin ambages, lo que estaba en riesgo de hacer mal, esto es, en perjuicio de la sociedad.

Por tanto, quien se asume a motu propio como intelectual orgánico tiene en todo momento el imperativo de hacer repensar al poder -para que piense dos veces lo que va a hacer-, ello justamente porque el poder es reacio a repensarse a sí mismo. En nuestra circunstancia, eso puede evitar que el poder improvise, que tome medidas ligeras. Ya vengan amparadas con la lógica del racional choice o del populismo.

En esta coyuntura de cambio institucional, por ejemplo, cualquier buhonero ofrece ideas que parecen proyectos a los gobiernos entrantes, sean de alcance municipal o estatal. Pero si algo han enseñado los años a los políticos de profesión es que los proyectos no pueden ser ocurrencias; que existe o debe existir una metodología a seguir en su formulación y, además, dentro de su inteligencia astuta a intuir que estos productos son muy escasos, en alta medida porque requieren rigor: un rigor interdiscipliario que implica inversión de esfuerzo, sobre todo.

Pero es posible avanzar, ya que el abánico de posibilidades que dan cuerpo a un urbanismo más robusto metodologicamente está ahí, a la mano de quien quiera esforzarse. No hay por qué acelerarse. Lo único que vale, que tiene sentido en el tiempo que adviene, es que en todo momento del proceso urbano y metropolitano haya condiciones de diálogo, pues justamente de estos problemas no puede quedar ayuna la agenda de gobierno.

Al principio del artículo se dijo que existen diversidad de enfoques y metodologías. Ahora mencionemos algunas de ellas: entre los enfoques más mediáticos, vinculados con la Nueva Agenda Urbana, están los temas de la resiliencia de las ciudades, los de smart city o ciudades inteligentes, y los del paisaje histórico urbano. Por cierto, la mayoría de ellos provene del Nuevo urbanismo. Mencionemos para completar el abanico de posibilidades para elevar la calidad del analisis territorial, regional y metropolitano, a los que provienen de la planeación estratégica, cuyo impacto creciente sobre los principios de eficiencia, eficacia y economía han de algún modo modernizando la administración pública, que ya se mira como portadora de la nueva gestión pública. Pues bien, entre este segundo abanico destacan el analisis FODA y del Marco Lógico, potentes enfoques a la espera de desplegar su potencial de racionalidad para la investigación urbana.

En todo caso, seguiremos escribiendo de ellos en próximas entregas.

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