Política migratoria al servicio de EU

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Enriqueta CABRERA


Octubre 23, 2018

Los hechos muestran que la política migratoria de México está al servicio de Estados Unidos y que el país que gobierna Donald Trump tiene dos fronteras para la migración. Una está fuera de su territorio y es la de México con Guatemala; la otra es la de México con Estados Unidos. Tan bien ha funcionado el llamado filtro migratorio mexicano (iniciado en los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón) que, de acuerdo con informaciones oficiales, México ha deportado más centroamericanos que EU. El Instituto Nacional de Migración y nuestras policías han hecho un trabajo muy efectivo. Ahí está el drama de cientos de miles de centroamericanos que huyen del hambre y la violencia, decididos a enfrentar los mayores peligros, sufrimientos, amenazas, accidentes, violaciones, robos, extorsiones, asesinatos que tienen lugar en el camino para llegar a la frontera con EU. Informaciones periodísticas, testimonios, películas así lo documentan. Ese es el nuevo rostro de nuestra política migratoria, violación a los derechos humanos de los migrantes, quienes huyen del hambre y la violencia de Honduras, Guatemala, El Salvador. La cifra es ominosa: México ha deportado a 436 mil 125 personas de esos países de enero de 2015 a septiembre de 2018, como lo publicó este diario.

México ha sido un país de asilo y protección, solidario frente a los grandes dramas europeos y latinoamericanos de los exilios, de los perseguidos por la violencia que definieron características de nuestra política exterior con la protección a través del refugio, el asilo, el respeto a los derechos humanos, para cientos de miles de hombres, mujeres y niños.

Es oportuno recordar la extraordinaria labor de Gilberto Bosques como Cónsul General de México en Francia, 200 mil españoles huían del fascismo franquista a través de los Pirineos. El Cónsul y enviado especial del presidente Lázaro Cárdenas para Europa era perseguido por el gobierno francés pro-nazi de Vichy. En 1937, durante el gobierno de Cárdenas, Gilberto Bosques firmó 40 mil visas a perseguidos, presentó nota de ruptura de relaciones con el gobierno de Vichy en Francia, fue perseguido y hecho prisionero por la Gestapo y llevado a Alemania, logró salir adelante con valor y firmeza frente a poderoso enemigo defendiendo la libertad y los derechos humanos de decenas de miles de perseguidos. Salvó a miles que engrandecieron a nuestro país.

Sólo dos casos más para ilustrar lo que fue nuestra política exterior, que le dio prestigio y respeto internacional. Tras el golpe militar y el asesinato del presidente Salvador Allende en Chile, el embajador Gonzalo Martínez Corbalá ayudó a salir a la esposa y familia de Allende, quienes viajaron a México, al igual que miles de perseguidos. Este país los acogió, ellos trabajaron y vivieron en nuestro país antes de poder regresar a Chile en 1992. Esa fue la política del gobierno del presidente Luis Echeverría frente a la dictadura de Augusto Pinochet en Chile, y la política de México frente a otros golpes militares en los años 70 en Uruguay, Argentina, Bolivia o Brasil.

En los 80, cuando se produjeron las guerras de liberación en Centroamérica, México dio asilo a guatemaltecos, nicaragüenses, salvadoreños. Jugó un papel importantísimo para la pacificación de la región, encabezó el Grupo de Contadora, incluso en contra de intereses de Estados Unidos. México dio asilo a más de 20 mil centroamericanos. La Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), encabezada por Alejandro Carrillo, promovió y gestionó, 18 años después, la nacionalidad mexicana para los que así lo quisieron, que fue la mayoría. ACNUR reconoció públicamente esa política de México que apoyó también a algunos en su retorno a Guatemala. Mujeres, niños, hombres de los pueblos arrasados por la dictadura de Efraín Ríos Mont encontraron en México paz y refugio. Una de esas víctimas fue Rigoberta Menchú, quien luchó contra la dictadura y encabezó un gran movimiento. Años después recibió el Premio Nobel de la Paz 1992, que depositó en el Templo Mayor.

¿Qué fue de esa política exterior? Esa política de Estado apoyada por los mexicanos y reconocida en el mundo, congruente de principios, soberanía e intereses nacionales que no responde a presiones.

Frente a la Caravana proveniente de Honduras, con familias que huyen del hambre y de la violencia, Trump exige a México -a través de tuits- impedir que la caravana avance. Una pregunta ¿Por qué México mandó esa señal equívoca de despliegue policíaco y gases lacrimógenos a la Caravana en la frontera con Guatemala? Error, y rectificación: la Marina prepara alimentos y agua para los migrantes. Pero, cuando funcionarios mexicanos les ofrecen camiones para trasladarse, éstos temen ser deportados: confianza perdida. La política exterior de México no se reconoce en esta política de inmigración. Esos no somos nosotros ni es nuestra relación con los países vecinos en Centroamérica. ¿Cómo llegamos a esa aberración, dónde perdimos el rumbo, la congruencia y el prestigio de nuestra política exterior? Comenzó en 2001 cuando EU, tras los atentados del 11/S decidió expandir su perímetro de seguridad hasta Centroamérica. Los primeros pasos los dieron los gobiernos encabezados por Fox y Calderón. La cooperación se convirtió en obligación, se suavizó el lenguaje de deportaciones llamándolas repatriaciones. El presidente Enrique Peña Nieto acordó con el gobierno de Barack Obama una nueva política de contención de la migración centroamericana hacia Estados Unidos.

Pero las cosas han llegado demasiado lejos cuando el presidente de EU exige y amenaza a México para que contenga la migración, luego le agradece por estarlo haciendo, luego dice que los migrantes son delincuentes en su mayoría, luego manda al Secretario de Estado, Mike Pompeo, para asegurarse de que México cumpla. ¿Y la política exterior de México? ¿Y nuestra soberanía? ¿Y nuestros migrantes en EU? Y otra pregunta: ¿EU puso la política migratoria de México a su servicio? En política lo que parece, es.

*Analista internacional

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