La creatividad juega un papel crucial en el desarrollo de los planes y de los modelos.

Edward de Bono ha documentado extensamente metodologías para el uso del pensamiento creativo o del pensamiento lateral.

En su libro Seis sombreros para pensar, de hecho, caracteriza este pensamiento como propio del sombrero verde. Abunda sobre el papel de hacer planes y de involucrar los tipos de pensamiento que poseemos, pues en realidad no pensamos linealmente, mucho menos sólo en función de las matemáticas y la literatura, que han sido las disciplinas principales que se ofertan en las llamadas instituciones educativas.

Así, para pensar sobre un tema que nos lleve a actuar (lo cual implicaría un plan) hay que considerar, en una simplificación excesiva: datos y hechos (sombrero blanco), lo que es negativo o puede salir mal (sombrero negro), lo que es positivo o puede contribuir a que salga bien (sombrero amarillo), las emociones y los sentimientos que nos genera (sombrero rojo), lo que sería innovador o creativo (sombrero verde) y lo que permite controlar y dirigir el proceso (sombrero azul).

De esta manera, se genera un pensamiento cartográfico, de múltiples aspectos, que amplía nuestras posibilidades. Se observan escenarios para analizar los resultados probables. Con base en esta perspectiva, uno puede observar las opciones que hay para realizar un objetivo determinado o dado, y con base en ello decidir la opción más adecuada a nuestra realidad y al objetivo deseado.

Al final, tomada una decisión, desde luego que se han reducido las posibilidades, y las secuencias y correspondencias forman el plan o modelo a seguir, y ahí lo que vale es seguir el plan, y no regresar al "plano creativo" mientras el plan se está ejecutando, ahí vale el sombrero azul (control y dirección), en lugar del sombrero verde.

Esto permite reconocer la relación e interacción que existe entre creatividad y ejecución de un plan.

Mientras uno está diseñando un plan o un modelo, la creatividad es crucial. Desde luego, se siguen pautas, procedimientos, métodos y otras herramientas de control para optimizar la formalización del pensamiento creativo y convertir en un concepto o en un boceto, diagrama, prototipo, maqueta, moldeo proyecto los resultados de tal pensamiento; sin embargo, estas acciones están orientadas a facilitar la representación del pensamiento creativo en conceptos, planos u objetos, asimilables y evaluables. En tal sentido, habilitan a que la creatividad arroje un resultado positivo.

En cambio, cuando uno está ejecutando un plan, seguir pautas, procedimientos, métodos y otras herramientas de control es lo crucial para lograr el resultado previsto en el plan. Es cierto que la creatividad aún puede estar presente, pero su papel no está previsto para reemplazar el plan, ni ninguna de las herramientas consideradas para su ejecución. En su caso, cualquier aspecto creativo representado por medio de boceto, diagrama, prototipo, maqueta, molde u proyecto se corresponde a la fase previa a la aprobación del plan o del modelo, y el propósito durante la ejecución del plan es reproducirlo tal cual fue concebido. Si durante la ejecución hay nuevas ideas, éstas requieren ser evaluadas sin interferir en la ejecución del plan. Es decir, se sigue el modelo o el plan, dejando la creatividad para un proceso distinto.

Por ejemplo, al momento de seguir un procedimiento, uno de los colaboradores concibe una idea de cómo mejorar tal procedimiento. Entonces, decide cambiar el procedimiento. Esta acción en realidad es contraria al plan, y puede implicar que el resultado no se alcance.

Por tanto, un plan requiere una serie de procedimientos relativos a la gestión de cambios y la mejora del sistema o modelo. La atención de sugerencias e ideas,y el ajustedel funcionamiento del sistema requieren atenderse a través de estos procedimientos, y no ejecutarse al margen de los mismos. Después de todo, hay un lugar para cada cosa, y cada cosa requiere estar en su lugar, ¿no te parece?

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