El ciclo de la gestión consiste en 4 fases: planificar, hacer, verificar y actuar (del inglés Plan, Do, Check y Act), que es conocido como ciclo de Deming, ciclo de la Calidad o ciclo de la Mejora continua. Este modelo también es base de los sistemas de gestión desarrollados por ISO (International Organization for Standardization). Las familias de normas ISO 9000, ISO 14000, ISO 18000, ISO 27000, etc., tienen como eje de engarce y de desarrollo este ciclo.

La identificación, selección y aplicación de acciones de mejora es un resultado que deriva de una comprensión exacta de la organización, de sus objetivos y de su intención por mantenerse en el negocio, en función de sustentar una oferta de valor válida y necesaria para sus clientes y para las partes interesadas.

En función de una evaluación clara y precisa de los datos derivados de su desenvolvimiento, la Dirección de la organización de forma directa o indirecta está en condiciones de determinar las acciones necesarias para mejorar los procesos internos y externos, y así mejorar el valor de su oferta y su permanencia y desarrollo en el mercado a través de una organización exitosa, rentable y próspera.

El éxito de una organización depende por tanto de su Dirección, ni más ni menos. Ciertamente, puede apelarse con algunos distractores al respecto, como los siguientes:

– algunos colaboradores pueden no favorecer ese éxito; sin embargo, la Dirección es la responsable del personal que forma parte de la organización, de su selección, contratación, formación, desarrollo y gestión;

– algunos recursos materiales, maquinaria u otros pueden ser deficientes, y es tarea de la Dirección proveer los recursos necesarios y suficientes para asegurar la mejor oferta de valor posible y de forma óptima, auditando el correcto uso y aplicación de sus recursos;

– algunos procesos pueden no ser óptimos; y sólo corresponde a la Dirección asegurar que los procesos sean no sólo adecuados, sino óptimos: eficaces, eficientes y efectivos;

– algunos proveedores pueden no ser los correctos; y la Dirección necesita saber manejarlos, pues requiere establecer y mantener en operación las políticas necesarias para identificar, atraer, captar, seleccionar, mantener y gestionar el desarrollo de los proveedores;

– algunos clientes pueden ser nocivos; pese a ello, corresponde a la Dirección establecer y mantener en operación las políticas necesarias para identificar, atraer, captar, seleccionar, mantener y gestionar el desarrollo de los clientes, pues hay que saber distinguir entre clientes y no clientes;y/o

– algunos factores de desarrollo pueden ser omitidos, pero de quién sino de la Dirección depende establecer y clarificar el rumbo y la imagen deseada de futuro de la organización, el lugar al que se pretende arribar.

Así es, los fracasos de una organización dependen esencial y básicamente de fallas en la Dirección de la organización; pues, de otra forma, tal vez exista un poco de jaloneo en un departamento, en una unidad de trabajo, en una parte del proceso, con uno de los insumos, pero cuando alguno de estos se presenten, la Dirección estaría en condición de detectarlos con oportunidad y de manejarlos con eficacia para reducir su impacto y reducir o eliminar su recurrencia.

Y esto cada vez es más notorio.

La deficiencia en la capacidad de respuesta de la Dirección ante cualquiera de estos factores coloca en situación de riesgo la existencia de las empresas u organizaciones. Por ejemplo, en el caso del uso de redes sociales, una deficiencia en la gestión de las respuestas institucionales ante los mensajes de terceros (ya ni siquiera de clientes propiamente dichos), puede destruir en segundos años de trabajo de miles de personas. Desde luego que hay procesos estratégicos o core dentro de cada organización, y por lo mismo es necesario que la Dirección localice, identifique, conozca, comprenda y ejerza su papel, la existencia misma de su organización depende de su habilidad para dirigirla, ¿te hace sentido?

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