La hora de las regiones. Paradojas

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Y, sin embargo, las regiones de Puebla existen y se mueven. Legítimamente se reclama de ellas visión territorial en la instrumentación de políticas públicas, ya que los ciudadanos han aprendido que los procesos de industrialización y de urbanización, mismos que en la modernidad nacieron juntos, no han llegado a conjuntar destinos y sí forman expresiones de una posmodernidad fallida. Sin sinergias mutuas, estigmas de uno contra el otro.

… Dramáticamente, la industrialización, como acto fundante del progreso y bienestar nacional, perdió sentido cuando la acumulación de capital se reorientó hacia la inversión inmobiliaria. Cuando la urbanización explosiva se asoció con la especulación de la tierra y se acentuó la brecha de marginalidad urbana o inequidad social, que es lo mismo.

¿Alguien ha explicado por qué las áreas urbanas han crecido 3, 5 o 10% veces más que la población urbana? O sea, ¿por qué el crecimiento urbano y el demográfico no cuadran? Por supuesto que las descripciones sobran, pero análisis urbanos faltan. Se dice que es por la falta o fallas en la planeación urbana. Creo más que se debe a las brechas de inequidad que el mismo desarrollo generó. Pequeñas fisuras sin atender generan grandes oquedades.

¿Recuerda alguien por ventura que en la época dorada del desarrollismo todo se llamó desarrollo, como ahora todo se llama sustentable o sostenible? Desarrollo industrial, desarrollo agrícola, desarrollo educativo, desarrollo hospitalario…, desarrollo urbano, desarrollo inmobiliario y desarrollos habitacionales… Sí, hasta las formas más bastardas del proceso urbano se llamaron así porque el "desarrollo" --palabra mágica-- daba "estatus"; discurso de bienestar ilusorio con equidad imaginaria.

Expertos desarrollistas argumentaban que la industrialización disminuiría a mediano plazo los contrastes sociales y territoriales. Paradoja uno: los contrastes sociales son huellas del desarrollo industrial, así como la destrucción del hábitat lo es de la urbanización.

Históricamente, la expansión urbana de la ciudad de Puebla vinculada a la industrialización indica presencia simultánea de orden y desorden, cosmos y caos. Efectos de tejido urbano en su interior y un destejido periurbano, manifiesto en la ancha área de influencia directa de municipios rurales, tlaxcaltecas y poblanos.

Por demás, la Zona Metropolitana de la Ciudad de Puebla (ZM Puebla-Tlaxcala para el oficialismo) con aquella divisa (del desarrollo) reforzó un sistema macrocefálico, cuya ciudad gigante se empoderó de un entorno de ciudades enanas, en vez de contribuir a un sistema de ciudades medianas y pequeñas, mejor equilibrado y equitativo.

Por eso, hacia 1975, es decir a diez años de aquella implantación automotriz, Puebla, como un hoyo negro, consumía cuanta energía existía a su alrededor y así, en menos de 25 años, el deterioro en los términos de intercambio entre esta megaciudad y el anterior campo emprendedor se colapsó. En tanto, la tierra agrícola devaluada entró en remate para ser urbanizada (de lo perdido lo que aparezca).

Paradoja 2: No fue el anhelado desarrollo de las fuerzas productivas del campo, sino su estancamiento --solapado-- lo que impuso la reproducción ampliada de las relaciones desiguales entre la ciudad y el campo poblano cercano. Eso nos dice una lectura del territorio en clave regional.

Tal experiencia enseña que todo megaproyecto industrial debe de ir acompañado de planeación regional, dado que el proceso de urbanización es una fuerza inestable; y dejada a su suerte: indeseable.

35 años después… el megacomplejo industrial Audi se implantaba soberbio en el vértice del valle de Libres-Oriental, o del Salado. ¿En Nopalucan, Lara Grajales, San José Chiapa y Soltepec hubo concertación intermunicipal..? ¿Intención de convenios de coordinación metropolitana que procuren desarrollo regional? Ni los hubo, ni los hay… ¿Los habrá? ¿Llegaremos nuevamente tarde a la hora de las regiones?

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